Antes de iniciar este capítulo debo aclarar algo: cuando inicié este blog no tenía ninguna experiencia en el tema, apenas había visto algunos blogs de temas generales, la idea de contar sobre “La Barra” no tenía ninguna limitación, la idea era contar las cosas hechas y dichas por todos los integrantes, pero con el tiempo me enteré que esto no podría ser. Ya había en todo el mundo un debate que desconocía, donde se cuestionaba la libertad de involucrar a personas sin su consentimiento en un blog. Es más, algunas de las personas que habían sido ya nombradas y sobre todo las que no tienen fácil acceso a Internet se molestaron cuando les informé que los había nombrado. Claro les quedaría la duda de saber que papel tendrían en el blog, a tal punto se presenta este problema que hasta las fotos son consideradas inconvenientes por cuanto pueden comprometer la reserva que desean tener de sus vidas algunas personas.
Es así que casi abruptamente dejé de hacer comentarios sobre los hechos y dichos de otros, circunscribiéndome a contar el tema general y explayarme solo desde mi propio punto de vista o las cosas hechas por mí personalmente, quedaba claro que quien quisiera participar lo podía hacer desde los comentarios o con otros blogs. Estos asuntos que corresponden a la ética, limitaron mucho las posibilidades narrativas. Es por eso que al encarar los hechos en la década del 90 tan ricos en acontecimientos pero tan recientes, trataré de nombrar lo menos posible a las personas.
Una tarde de 1990, estaba en la puerta de “Amigos” cuando una persona conocida del pueblo me invitó al Hotel de Turismo a la presentación de unas computadoras, me interesé y fui, me convencieron de inmediato y me vendieron la primera computadora, una XT actualmente de “museo”, estaba todo su contenido en inglés pero ya había contado anteriormente que los inconvenientes con el idioma que tuvimos en nuestro primer viaje a Estados Unidos en 1981 me habían decidido a estudiar inglés cosa que hice durante toda la década del 80.
Pero quienes compramos máquinas no sabíamos manejarlas, entonces el vendedor puso una academia de computación con un profesor de La Rioja a la que me inscribí de inmediato, a los pocos meses nos recibimos un grupo de personas con entrega de diplomas y todo. .
Foto del evento
Egresados de la escuela de computación en 1990, cada uno con su diploma, al fondo en el centro la dueña de la academia y el profesor Cipitelli .
Nosotros, ya hacía casi una década que no pudimos interesar a nadie sobre la extraordinaria cantidad de vivencias que cosechamos en ese viaje por Brasil, Venezuela, Curazao, Estados Unidos y Méjico que habíamos realizado en 1981. Pero el destino puso ese día en nuestra mesa a personas con suficiente cultura, gran poder económico y sin prejuicios existenciales y entonces sí pudimos interesarlos en el tema. Al día siguiente fueron a nuestra casa a ver los centenares de fotografías que trajimos y ese mismo día decidimos lanzarnos juntos a una aventura internacional que realizamos en enero de 1991.
Fue el comienzo de una larga y estrecha amistad que nos permitió realizar juntos una cantidad de viajes internacionales inolvidables. Ellos, más jóvenes, siguieron viajando por el mundo hasta conocer los 5 continentes, pero no solo nuestros amigos viajaron, lo hicieron también sus padres y hermanos iniciando el destape para muchos otros tinogasteños que pudieron abrirse a un mundo maravilloso y que ninguna persona debería dejar de conocer.
La mayoría de las fotos de otros países agregadas a este blog han sido tomadas en ese viaje de 1991, y en las que salimos nosotros, tomadas por nuestra querida compañera de aventuras Lily que es una excelente fotógrafa. En esa oportunidad estuvimos en Nueva York, Washington, Orlando y Miami en Estados Unidos y en Las Bahamas. Son fotos de mejor calidad que las tomadas en el 81 por no entender entonces el manual de la cámara que estaba en inglés.
En uno de los primeros capítulos conté que fue por la predica constante del Dr. Samedy que nos largamos a aquella aventura del 81 por lo cual los hechos narrados en este capítulo son consecuencia de ello.
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