domingo, 28 de septiembre de 2008

51 - Universos paralelos

Cuento


Veníamos en la moto de San José, un pueblo recostado sobre un cerro de granito viejo, habíamos ido a pasar unos días, a probar suerte con nuestras medias llenas de bolillas, no encontramos gente joven como nosotros para jugar y nos dejamos atrapar como chorlitos por un par de viejas setentonas, flacas, altas y muy astutas.

Vestían largas polleras oscuras, casi negras, para nuestros cortos 16 años, parecían figuras espectrales que nos miraban desde lo alto. Una de ellas pronto dibujo una círculo en la tierra bajo el enorme eucalipto que daba sombra a toda la calle de entrada al pueblo. El desafío, cuando se aceptaba en aquellos tiempos, era un asunto de honor, comenzamos a poner nuestras bolillas en el círculo , el juego se llamaba “la porra” y las viejas pusieron las de ellas, trazamos una raya a la distancia reglamentaria y tiramos nuestras “teras” para ver cual quedaba más cerca, la proximidad a la raya marcaba el orden de entrada al juego, el que estaba más cerca comenzaba la partida.

“Tincaba” uno por vez tratando de sacar alguna bolilla fuera del círculo, si lo conseguía no solo ganaba esa bolilla sino daba el derecho a seguir tirando a otras bolillas hasta que fallara en alguna; se entiende entonces que la técnica era impactar en el medio a la bolilla para que la tera quedara “bailando”, clavada en el lugar cerca de las otras, de tal forma de asegurar nuevos tiros cortos y precisos. Pero entonces venían los gritos, verdadero diccionario de sentencias que quien las pronunciaba primero, se acogía a leyes estrictas por las que uno podía invalidar el tiro del otro, por ejemplo diciendo: “carambola no vale”, significando que si sacaba una bolita del circulo pero la tera tocaba otra bolilla se anulaba el tiro y seguía el siguiente.

A la noche, íbamos a comer algo y a dormir en la casa de una tías de Marcos, que nos trataban como a hijos. Pero al día siguiente amaneció con amenaza de zonda, la luz llegaba distinta, no era la caricia cálida de los días de alegría y jolgorio, aquella luz anunciaba un día triste, de encierro, de malestar. Nos miramos como preguntándonos que hacer, pronto sacamos nuestras medias comprobando que la de ambos estaban casi vacías, las viejas nos habían “cupilado” que quería decir que nos habían ganado casi todas.

Comimos algo al medio día y ya el viento zonda comenzó a arreciar, se golpeaban las puertas y las ventanas, las ramas crujían y en aquella época el viento zonda solía correr varios días. Decidimos volver a Tinogasta; entonces no había asfalto, salimos hasta la ruta y emprendimos raudamente el regreso, no llevábamos casco ni anteojos y la tierra que se levantaba no dejaba ver bien el camino.

Ya en la “vista larga” cerca de donde es hoy la pista de aterrizaje, la tierra no dejaba mirar hacia delante, pero faltaba poco para llegar y aceleré la moto a toda velocidad. De pronto vi un camión dibujarse entre la tierra, estaba frente nuestro, veníamos por el medio de la ruta y ya no había tiempo para esquivarlo, alcancé a ver que en el portaequipaje iban algunas personas que se agachaban ante el impacto inminente. Era el fin, fue el fin.

Pero nada sentimos, fue como si atravesáramos el camión, con una sensación indescriptible, volví la mirada hacia atrás y una nube de tierra se alejaba vertiginosamente de nosotros llevándose el camión mientras nosotros entrábamos en un día claro y calmo, miré hacia adelante y comprendí que algo tremendo e indescriptible había ocurrido, no podía articular palabras ni pensamientos, miré con recelo el escenario y comprobé que ya era un incipiente atardecer. Lo dejé a mi amigo en su casa y seguí pasmado hacia la mía.

Muchos años pasaron hasta tener alguna pista de lo que había sucedido aquel día, cuando comencé a leer sobre los caminos múltiples, el experimento de la doble rendija de Young, las teorías de Richard Feynman , los multiversos, y lo que fue más importante, cuando dejé de temer de hablar de aquel increíble hecho y empecé a cantárselo a mis interlocutores, de entre los escépticos, comenzaron a aparecer personajes que vivieron experiencias parecidas, sin saberlo aquella mañana había cambiado de universo y el corrimiento en la hora parecía característico de estos acontecimientos.

Un día mi esposa me preguntó ¿entonces yo estoy casada con un muerto?, no le expliqué, en este universo yo no he muerto, porque el que nace en alfa llega a omega por cualquiera de los caminos posibles, en el otro sí, el universo que dejé siguió sin mí y vaya a saber en aquel que suerte tuviste tu.

sábado, 27 de septiembre de 2008

50 - El cineasta

Con este capítulo, inicio una serie de cuentos ubicados en escenarios y en tiempos reales, pero son fruto de la fantasía y cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia.


Oímos comentarios que había llegado al pueblo Nogueira, con unas chicas que hacían filmaciones documentales, era un conocido de la juventud pero no de nuestra intimidad.

Escuchamos que filmaban ranchos y viviendas precarias, que reportearon a un viejito que vivía solo, en una piecita casi sin techo, eran tiempos de la subversión allá por los 70. Era casi de noche y nada indicaba a los pocos amigos reunidos en la confitería, que aquel día terminaría de una forma imprevista. Justo vimos que llegaba un grupo, era Nogueira acompañado de dos chicas de unos veintitantos años. Lo reconocimos más por la descripción de quienes los habían visto que por su aspecto, ya que cuando se fue de Tinogasta era muy joven.

Los invitamos a la mesa, traté muy disimuladamente de averiguar sus intenciones sobre las filmaciones que hacían para entender por que no incluían también algunas partes mejores o más vistosas del pueblo; no contestaron nada importante, los argumentos de estos jóvenes era fácil de imaginar, pero en un momento, las chicas trataron de escapar hacia otro tema menos escabroso y comenzaron a divagar sobre sus vidas que no les había dejado resquicios por explorar, habían probado todo, sus experiencias fueron tantas, tan variadas y fuertes que ya nada ni nadie podía emocionarlas.

Como repetían una y otra vez la imposibilidad de nuevas sensaciones, comenzamos a pensar que podrían estar drogadas, entonces me vino una idea para sacarlas del desánimo a la vez que procurarnos una diversión. Uno de los amigos presente en la mesa, había participado hacía algún tiempo con un grupo, en travesuras que para nada apruebo hoy, situadas en el límite de lo aceptable para unos e inadmisibles para otros. Formaba parte de nuestra búsqueda de emociones, eran tiempos de adrenalina y no de cocaína.

Entonces les hice una propuesta, les dije que después de escuchar su letanía, las desafiaba a realizar una aventura que las emocionaría profundamente, me contestaron que no lo creían, les insistí y les dije que lo haríamos en un rato más. Tras muchas negativas y desconfianzas, me dijeron que aceptarían si les garantizábamos que no habría hechos de violencia y que nadie las tocaría por ningún motivo. Les dimos esas garantías y en un breve aparte, envié a un amigo a “preparar” el equipo, que involucraba otros colaboradores, éstos ya sabían que debían repetir una rutina ya conocida.

Entretuve al grupo dando tiempo a que se preparara el equipo, ya no tendría oportunidad de hablar con alguno de ellos. Por fin llegó la hora, subimos todos en una camioneta y me dirigí al cementerio, cuando presintieron hacia donde íbamos, empezaron a manifestar cierta molestia ya que insinuaba una experiencia previsible y poco agradable. Llegamos al portón por donde se introducen materiales de construcción y nos dirigimos a un cruce de calles en el centro, donde está la mayor cantidad de mausoleos. La noche con una luna en cuarto menguante permitía caminar sin inconvenientes, los hice formar en semicírculo, eran unas diez personas las que habían llegado al lugar.

Era mi turno, debía comenzar a actuar:

¡Convoco, esta noche de tenue luna, a vosotros, espíritus amigos, levantaos de vuestros aposentos y acercaos, hay quienes quieren conoceros, almas incrédulas que divagan por el mundo de la luz sin saber que más poblada esta la tierra eterna! ..... y mientras esto decía, subía y bajaba las manos extendidas, pronunciando palabras inteligibles y gesticulando como si hubiera entrado en trance.

Con los ojos apenas entreabiertos, podía ver como las chicas se empezaban a tomar de las manos en un acto involuntario, los hombres también mostraban inquietud creciente y apretaban las mandíbulas para evitar que comenzaran a temblar.

Estaba por iniciar la segunda parte de la invocación cuando comenzaron a sentirse voces a distancias imprecisas, que imitaban a lobos, comenzaron muy suaves pero provocaron el acercamiento del grupo que trataba de autoprotegerse, yo desconté que estaba funcionando a la perfección el equipo que había organizado y continué la “ceremonia”.

¡Ya presiento su llegada!.... exclamé, estad atentos que pronto comenzarán a corporizarse.... pero en eso momento sucedió un hecho increíble, un grito de terror rasgó el silencio de la noche, todo el grupo levantó la cabeza dirigiendo la mirada a un mausoleo que estaba atrás mío, tales fueron las expresiones de estupor que interrumpí mi actuación y miré hacia atrás.....,!no lo podía creer!...., una figura blanca, etérea, subía serpenteando desde atrás de una cúpula redonda encima de un mausoleo, debo reconocer que me pegué un tremendo susto ya que esa parte no había sido preparada de antemano, atónito y sin palabras no supe como disimular el impacto de lo imprevisto y de los espectadores se apoderó el desconcierto.

El grupo, al advertir que el promotor de tan extraño ritual estaba perdiendo el control de la situación, se desparramó en todas direcciones quedando solo en el centro el grupo de forasteros que no se orientaban en que dirección estaba la salida, me acerqué a ellos pero las chicas comenzaron a insultarme descontroladas, me dijeron de todo, no podían creer que estuvieran viviendo una situación límite. Buscaba tranquilizarlas pero no me escuchaban hasta que por fin una de ellas que amagaba con pegarme, me exigió a los gritos que la sacara de inmediato de allí, era justo lo que esperaba y las conduje casi corriendo hasta la salida.

Cuando llegué al vehículo surgió un nuevo problema: faltaban varios, por lo que no pude complacer la exigencia de las chicas de trasladarlas de inmediato al centro. Desde el principio había enviado grupos a buscar a los perdidos, pasaba el tiempo y cada tanto aparecía alguno, pero la situación era insostenible por lo que encargué a algunos que se quedaran a continuar la búsqueda y llevé el resto al centro.

Al día siguiente me reuní con mi equipo, me contaron que Mario, ensayando un nuevo truco, fue el que se puso una sábana y se subió al mausoleo con la bóveda, las ramas de un ciprés proyectando su sombra fueron las que produjeron la impresión de una figura ondulante elevándose.

Pero había un problema serio, aquella noche no pudieron recuperar a todos, uno se había perdido, esperamos un día , dos, pero no lo volvimos a ver. Pasó el tiempo, años, muchos años hasta que un día, sentado en una confitería, vi que venía caminando despreocupada aquella persona, no podía ser otro, su figura era inconfundible, pronto calculé que pasaron más de 35 años, por un instante dudé si saludarlo pensando que quizás guardaba algún resentimiento pero le salí al encuentro, lo abrasé y le pregunté:

- ¿te acuerdas de mi?

-claro, me contestó.

Lo volví a abrazar y cuando se alejaba pensé si no habrán sido cenizas de la eternidad.

martes, 9 de septiembre de 2008

49 - Bienvenida al futuro

En pocas horas más se encenderá el Gran Colisionador de Hadrones, desde Tinogasta saludo la llegada del futuro, que estoy seguro significará el nacimiento de una nueva era, así como Colón en 1492 se embarcó hacia ignotos mares, pero circunscriptos a la superficie de nuestro planeta, hoy la humanidad con el máximo despliegue de la inteligencia, de los tesoros de la ciencia, de la ingeniería, de la razón y de la organización, se lanza a lo desconocido en el ámbito de lo infinitamente pequeño.


Vista de un gran detector de partículas

Pero lo infinitamente pequeño nos enseñará sobre lo infinitamente grande, por eso se quiere recrear las condiciones que existían en el nacimiento del universo, lo que llaman el “Big bang” o “Gran explosión”, porque pese al gran esfuerzo de investigación que hubo en el último siglo aún no sabemos con certeza por qué la materia tiene masa, ni sabemos claramente que es la “gravedad”. Einstein en su Teoría General de la Relatividad, decía que la gravedad no es una fuerza sino la consecuencia de un fenómeno por el cual la masa curva el espacio-tiempo circundante.

La afirmación de Einsten ha sido ampliamente confirmada por la experiencia y desde entonces sabemos que el tiempo es una dimensión ligada íntimamente con el espacio, si a este concepto agregamos otro que establece que la velocidad de la luz en el vacío es constante, (se representa con la letra “c” y por que es una constante, escapa al alcance de este artículo, pero hay que tener presente que si no fuera una constante nada de lo dicho aquí sería cierto), entonces podremos deducir la certeza del espacio tiempo:

Velocidad = espacio/tiempo , c=l/t
Siendo:
l = longitud y
t= tiempo,
c = velocidad de la luz, podemos poner:

l = c . t entonces, hagamos t = 0 y desaparece el espacio (en este caso la longitud que es una de sus dimensiones): = c . 0 = 0,

o viceversa haciendo l = 0:

t = l/c =0/c = 0, con lo que vemos que si no hay espacio no existe el tiempo.

Pero ¿que hace que la materia tenga masa y que ésta a su vez deforme el espacio-tiempo?. La respuesta está en que el vacío quizás no esté vacío. Sabemos que todas las partículas son en última instancia vibraciones electromagnéticas , pero unas tienen una masa muy superior a otras, ¿cuál es la razón? Pues bien, aquí aparece el bosón de Higgs, ésta es la partícula más buscada en el Gran Colisionador, para tener una idea de que significa pensemos que el vacío no es la nada y que el vacío es una sustancia que puede vibrar y esa vibración del vacío interactúa con la vibración de las partículas conocidas y según como vibren éstas tendrán mayor o menor masa al interactuar con el vacío.

Sobre las especulaciones apocalípticas que proliferan en las vísperas de este acontecimiento pienso que son infundadas, la gente se aterroriza de saber que se alcanzarán temperaturas mil millones de veces superior a las del centro del sol, pero éstas implican regiones del espacio del tamaño de las partículas involucradas.

Algunos ejemplos:  lo que van a colisionar son protones, es decir partículas que forman, junto con otras, el núcleo de los átomos, un átomo es tan pequeño que en 1 metro cabrían 10.000.000.000.

Si imagináramos que un núcleo tiene 1 cm, el tamaño de una bolita, el átomo mediría 100 m de diámetro, si imagináramos 1 protón de 1 cm, el átomo mediría 1 Km (1.000 m) y si tomáramos 1 quark que es uno de los componentes del protón y lo imagináramos de 1 cm, el átomo mediría 10.000 Km (como de Tinogasta a Nueva York). Por lo tanto sugiero quedarse tranquilos, si bien hay que aclarar, se enviarán 3.000 paquetes de protones por haz y cada paquete cuenta con unos 100 mil millones de protones.

Pero bueno con gran optimismo les deseo a todos muy buena suerte y por las dudas me despido hasta la próxima vida.