Para descansar un poco del análisis socio económico de Tinogasta recordaremos una aspecto de “La Barra” que aún no fue mencionado: ya desde los tiempos de Slavco, las discusiones del foro que a veces no tenían lugar físico para debatir se complementaban con la práctica del ajedrez.
Slavco había traído un tablero y dado a que era bastante bueno jugando, varios de los personajes que se acercaron a desafiarlo tuvieron que ejercitarse para evitar una baja performance.
Entre los que se recuerdan como pioneros de este deporte estaban: Roberto Sarquís, Pedro Olmos, Miguel Angel Luque, el profesor Sierralta, Toto Crifasi, Lídoro La Fuente (luego Intendente de Tinogasta), Angel Magaquián (Senador provincial), Mario Pagura (banco Nación) y muchos otros.
Al poco tiempo eran tantos los participantes, que tuvieron que traer muchos tableros. Slavco que era el dueño del bar se concentraba tanto en el juego que cuando algún cliente quería un café había que gritarle varias veces para que emerja de su submundo lúdico y preste atención a los pedidos que le hacíamos.
Había duplas famosas, porque hay que aclararlo: eran competencias más conversadas “que partido de truco”.
Habiendo observado que los cerdos, vistos de atrás tienen los testículos como dentro del cuerpo, habíase originado la frase que decíamos cuando el partido se tornaba adverso, ya sin posibilidades: “estoy perdido como huevo de chancho” coloquialmente, “ huevo’y chancho”.
Don Luque, abrumado por la cantidad de veces que le repetían tal frase solía decir: “mi amigo, por favor...., deje tranquilos los huevos del chancho”.
Pero hablando de deportes no podemos dejar de decir que los “jóvenes” encontramos en nuestro ex profesor de la secundaria: don Ramón Sierralta, un incansable promotor de las actividades físicas; es así como formó un grupo de tenistas que si bien no todos eran habitué de “La Barra”, conformábamos un grupo que en poco tiempo se hizo muy amplio y sus encuentros en el club de Santa Rosa eran verdaderas fiestas tanto para el cuerpo como para el espíritu.
Organizábamos torneos con tenistas de la ciudad de Catamarca, La Rioja, Chilecito y muchos otros pueblos o ciudades.
Al igual que con el ajedrez, estos encuentros, generalmente de cuatro jugadores, dos veteranos llenos de experiencia y picardía y dos jóvenes llenos de fuerza y velocidad eran tan conversados como los de ajedrez.
Fueron épocas realmente hermosas y estoy seguro que todos recordarán con nostalgia, aquellos tiempos maravillosos.
Anécdota:
La cancha de tenis estaba al lado de una pileta de natación, separada por un tejido metálico, una tarde se había subido al trampolín una chica muy hermosa, mientras jugábamos un duro partido de tenis.
Al poco tiempo, uno de los que esperaba con ansiedad su turno para jugar, notó la distracción que producía en los jugadores esa figura escultural y las pelotas llegaban o “anchoas” o “largoas” (anchas o largas, según el vocabulario de la época) y se dilataba el partido hasta que éste gritó a la rubia señorita: ¡Gracielita......!, ¡lárgate de una vez...! , para que los veteranos terminen por fin el partido...!
Imagen de la época en el club Santa Rosa: de izquierda a derecha: Marcelo Córdoba, Ovi Ferreyra, uno de los pilotos de helicópteros Lama de la Fuerza Aérea cuando realizaban la demarcación de límites con Chile, Pino Sesto, Carlos Navas (después Intendente de Tinogasta), Ricardo Pruné, Ramón Sierralta, Eduardo Knez, Basilio Nieva y César Cuello.
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