El guía en Jerusalén había dejado flotando la idea de que la
existencia de Jesús era según los historiadores de Israel “probable” más que
segura, pero no se detuvo ahí, continuó diciendo que para ellos, los judíos,
después de dos décadas de exploración arqueológica en el Sinaí, no encontraron ni
un modesto cacharro que probara la veracidad del éxodo que según el Antiguo
Testamento, realizó el pueblo judío guiado por Moisés, quien los habría
liberado de la esclavitud en Egipto. Rabinos conservadores de Los Ángeles, han
publicado ahora el libro “Árbol de la vida” que es el texto bíblico sin las
narraciones de comprobada falsedad.
Cuadro de Moisés
atravesando el mar Rojo
Recorrer Egipto, contemplando las gigantescas pirámides de Guiza, los numerosos templos a lo largo del Nilo, el
valle de los reyes y de las reinas y cuantas
construcciones funerarias existen por doquier, hablan de una civilización
gobernada por hombres de inmensa vanidad, donde el pueblo debía trabajar y
pagar impuestos para que el faraón-dios construyera mausoleos que por milenios mostraran
el testimonio de sus efímeros pasos por este mundo.
Vista de la parte
moderna de El Cairo
Esta ciudad, la más grande del mundo musulmán con 16
millones de habitantes, tiene salvo días muy especiales un ambiente muy contaminado,
a la cantidad de vehículos viejos que circulan en un tráfico caótico se suma un
polvo que proviene de los desiertos circundantes y que en momentos reduce la
visibilidad a unos pocos metros.
Pirámide de Keops
vista desde la de Kefrén en Guiza, El Cairo
El faraón era considerado hijo del dios Horus, como no podía
estar en todas partes nombraba sus delegados: los Sumos Sacerdotes, que gozaban
de gran poder y fueron consolidando una clase sacerdotal que ya para la
dinastía XVIII, disputaban el poder al faraón.
A la izquierda estatua de Pinedyem I, Sumo Sacerdote de
Amón, situada en el primer patio del templo de Karnak.
Representación figurada
de la sala hipóstila del templo de Karnak
Entrada al templo de
Karnak en Luxor
En una sociedad tan desigual, debieron desarrollarse
poderosos mecanismos de dominación y es justamente en Egipto donde la creencia
de la vida después de la muerte, alcanza su máximo desarrollo y servirá de base
para que más adelante, las religiones monoteístas, lleven también las
esperanzas y las ilusiones de los hombres a otro mundo en el más allá, llenos
de promesas de compensación por los sufrimientos que padecieron en este mundo.
Templo de Kom Ombo a
orillas del Nilo
Visitábamos el templo de Kom Ombo, cuando el guía nos mostró un
misterioso pasillo por el cual un sacerdote llegaba hasta un agujero en la
pared, comienzo de un tubo que amplificaba su voz hasta llegar al techo de la
parte del templo, donde el pueblo presenciaba la ceremonia. Cuando los
sacerdotes que oficiaban los rituales llegaban al punto de invocar al dios,
éste con voz grave se dirigía al pueblo, ordenándoles quizás que cumplan con el
pago de los impuestos al faraón, de esta forma el sacerdote locutor haciéndose
pasar por dios, llenaba de terror a los evasores de la época.
Vista de Kom Ombo
donde se ve el nilómetro (Google Earth)
Existía también una numerosa burocracia entre los que
destacaban los cobradores de impuestos. El nilómetro que se ve en la imagen se
usaba para determinar cuánto debían recaudar de impuestos ya que los sembradíos
se extendían hacia las orillas de Nilo según la altura alcanzada por las
crecidas. Que el nilómetro estuviera al lado del templo nos advierte del
entramado existente entre los intereses económicos de la clase dominante y la
religión utilizada como mecanismo de dominación.
Akenatón y Nefertiti
Enfocamos ahora la atención en un faraón: Akenatón, durante
esta dinastía Egipto alcanzó su máximo esplendor, después de echar a los hicsos
de las dinastías XV y XVI, se inicia el período llamado Imperio Nuevo que
extendió sus fronteras a Palestina y Siria, llegando hasta Mesopotamia. Fue
entonces cuando Akenatón fundó la ciudad de Amarna, estableció la existencia de
un solo dios: Atón y prohibió el culto a Amón y todos los demás dioses, con lo
que intentó poner un límite al poder de la clase sacerdotal de Amón. Este
faraón y su hermosa y hábil esposa Nefertiti, comprendieron la necesidad de
unificar los dioses regionales en un solo dios universal que pudiera imponerse
en los nuevos pueblos a conquistar; así nace la primera religión monoteísta que
habría más tarde de condicionar la historia de la humanidad.
Pero a la muerte de Akenatón en 1336 a.C., su hijo
Tutankamón presionado por los sacerdotes de Amón, les devolvió todo su poder,
no obstante un servidor muy leal de Akenatón, siguió con la antorcha del
monoteísmo y logró liderar unas tribus semitas que se habían asentado en la
provincia de Gosen. Ese líder es posiblemente el que la tradición judía identifica
como Moisés, un egipcio [1] y el que dio comienzo a la saga del Tanaj (Antiguo
Testamento), que para prosperar y adecuarla a otros lugares y otros contextos, tuvieron que agregarle
toda clase de historias, reales y ficticias, ocurridas desde Babilonia hasta
Egipto a lo largo de unos 1000 años hasta el 100 de nuestra era.
Navegando hacia Asuán
por el río Nilo
Para el turista occidental, Egipto deja una huella profunda
en el recuerdo, quizás por lo exótico que resulta su paisaje y su gente,
bulliciosa, negociadora y tan propensa a rezar a Alá, que muchos hombres tienen
una mancha en la frente de tanto golpearla contra el suelo en las
oraciones orientados hacia La Meca.
El templo de Philae
en Asuán
Las máscaras griegas en los capiteles del templo de Philae
indican su origen ptolemaico. Recordemos que Alejandro Magno conquistó Egipto y
fue uno de sus faraones, iniciando el período macedónico, a su muerte en el 323
a.C. uno de sus generales, Ptolomeo inicia la dinastía ptolemaica con capital
en Alejandría, para este tiempo los judíos estaban asentados en el actual
Israel y el encuentro de este pueblo religioso y monoteísta con los griegos,
fue de fundamental importancia para la helenización de parte de los judíos que
incorporando la ética y la filosofía griega, evolucionaron hacia una concepción
más humanística y bondadosa que culminó con la figura de Jesucristo, un dios
hecho hombre, lavando la imagen de Jehová un dios irascible, cruel y caprichoso.
Setecientos años después, en el siglo IV de nuestra era,
ocurriría en Alejandría otro punto de inflexión en la historia, cuando los
cristianos, ya religión de estado en el imperio romano de oriente en tiempos de
Teodosio el grande, en una orgía de odio, destruyeron la biblioteca de
Alejandría con sus hordas de parabolanos que también asesinaron a la matemática,
astrónoma y filósofa Hipatia, en este
momento la humanidad perdía casi mil años de desarrollo del conocimiento
científico iniciando otros mil años de oscurantismo y regresión para la
humanidad.
Hipatia, asesinada desnuda
[1] Sigmund Freud, MOISÉS Y LA RELIGIÓN MONOTEÍSTA: TRES ENSAYOS
http://www.uruguaypiensa.org.uy/imgnoticias/684.pdf
http://edant.clarin.com/diario/2002/03/14/s-03902.htm
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