Iremos después al antiguo Egipto, una civilización funeraria
dedicada a preparar el camino hacia la vida después de la muerte, desde las
pirámides de Guiza, gigantescos mausoleos de 2600 años a.C. hasta el Egipto islámico,
que como religión revelada al igual que el judaísmo y el cristianismo, creen en
la vida de ultratumba.
Israel en su historia errante, fue tomando elementos y
creencias de antiguas civilizaciones como la egipcia, la babilónica (el
patriarca Abraham venía de Ur de Caldea), del mitraísmo, del paganismo helénico
y del greco-romano, pero su historia se fue mezclando con esas creencias y plasmándose en libros como La Biblia,
que quizás por su carácter “sagrado”,
opacaron la capacidad creativa de los hebreos sobre todo en las artes
plásticas.
Vía crucis por las calles de Jerusalén, repleta de
mercaderes.
El Santo Sepulcro en la iglesia construida por Elena madre
de Constantino, fue destruida y vuelta a construir varias veces.
Otra parte de la Iglesia del Santo Sepulcro, donde conviven
varias órdenes religiosas (ver con más detalles [2])
Iglesia del Santo Sepulcro en el Gólgota, Jerusalén, abajo a
la derecha cruz de madera.
Caminábamos por las estrechas calles de la vieja Jerusalén
siguiendo las estaciones del vía crucis hasta llegar a una cruz de madera que
señala el lugar de la crucifixión, una señora entonces preguntó al guía:
-¿Fue aquí exactamente donde crucificaron a Cristo?
El guía respondió: pudo ser seis metros más abajo, doce
metros para un costado, o quizás en la colina cercana, recuerden que esta
ciudad, sufrió la ocupación de romanos, bizantinos, árabes, cruzados y cada
conquistador edificaba sobre las ruinas de lo anterior.
-¿Entonces nada de lo que estamos viendo está en el lugar
real? preguntamos, a lo que el guía respondió con una frase de profunda
significación: “La única verdad es la que cada uno lleva en su corazón”.
Esa respuesta, explicaba
también la duda que generó la visita a la Abadía de la Dormición en Jerusalén,
donde dicen que murió la Virgen María, siendo que unos días antes habíamos
visitado la casa donde vivió y murió en Éfeso, cerca de Kusadasi en Turquía.
La región visitada, aunque tiene lugares muy bellos y
variados, desde los valles de Capadocia en Turquía, Grecia y sus numerosas
islas, Egipto y su maravilloso Nilo y la moderna Israel, para el visitante
occidental tiene un significado que va mucho más allá de sus paisajes. Es en
esta región del mundo donde se desarrollaron muchas de las grandes
civilizaciones que intervinieron en la formación de lo que hoy es nuestra
cultura greco-latina y nuestra religión judeo-cristiana.
Pero distingamos claramente la diferencia de los aportes
debidos a la cultura y a los de la religión; si bien todos los pueblos de la
antigüedad tuvieron pensadores, arquitectos y artistas, uno de ellos pudo
desarrollar la cultura en su máxima plenitud: los griegos. Muchas son las
razones para que este pueblo fuera la luminaria más brillante de la antigüedad,
quizás fue el lenguaje con palabras cortas y muchas vocales, fácil de
memorizar, de escribir, propicio para dialogar e intercambiar ideas, pero
además fue un pueblo que no sufrió el corsé mental que las religiones, en manos
de una clase sacerdotal, usaron para la dominación de las masas y desactivar
sus pretensiones mundanas ofreciéndoles una recompensa en la próxima vida, en el “más allá”, después
de la muerte. Debemos reconocer otra importante diferencia, Grecia en su etapa más prolífica, fue una
república, es decir gobernaba el pueblo, aunque fuera su aristocracia; en los
otros pueblos que mencionamos, había faraones y reyes por gracia divina, sistema
que impedía una renovación permanente de las ideas.Grecia, fue una civilización extraordinaria de hombres libres que creían en esta vida, en la naturaleza y en la belleza de todas las cosas, sus dioses no impusieron normas de comportamiento ni dogmas, no ofrecían premios ni castigos para la otra vida, por el contrario, algunos dioses eran muy afectos a los placeres como Dionisio, el dios del vino y el pueblo vivió una época de armonía con su entorno terrenal, los artistas desplegaron la más impresionante etapa de creatividad, perfección y belleza y los pensadores, en este ambiente, sin preocuparse de vidas posteriores, utilizaron el conocimiento racional para mejorar y embellecer esta vida, la presente, la real. Los griegos pensaron en Dios pero desde la filosofía, pensaron en la moral pero desde el respeto a la naturaleza y al prójimo. Enfrentaron los desafíos del mundo con el conocimiento, las matemáticas, la geometría, la medicina, no con la fe en reinos celestiales y ese conocimiento es todavía la base de nuestra civilización occidental.
El famoso papiro "el
Juicio de Osiris" (clic para ampliar)
En este papiro que se lee de izquierda a derecha, de abajo
hacia arriba se encuentra el escriba Hunefer
(de blanco) que habiendo muerto, es acompañado por Anubis a enfrentar el
“juicio final” frente al dios Osiris, para saber si merece la vida eterna o es
devorado por Ammit, una diosa con cabeza de cocodrilo. [1]
En los dibujos y jeroglíficos egipcios que se conservan en
los templos y en las numerosas tumbas de reyes y nobles, vemos que el estilo
artístico no ha cambiado a través de milenios, se deduce de esto la rigidez de
las normas que imponía la clase gobernante a los artistas, que en Egipto eran
considerados de una clase inferior. Por el contrario en Grecia, la libertad
política y religiosa permitió a los artistas, que aquí eran considerados
socialmente privilegiados, una evolución desde lo elemental hasta la máxima
perfección, que en la antigüedad pasaba por imitar la naturaleza en un grado
ideal. Los griegos eran antropocéntricos, es decir creían que el cuerpo humano
era la expresión más perfecta y bella de toda la naturaleza y hasta la
arquitectura quedó ligada a proporciones del cuerpo humano.
Laocoonte y sus hijos
grupo escultórico del período helenístico.
Observando este grupo escultórico, basado en la mitología
griega, vemos el grado de perfección alcanzado en la representación del cuerpo
humano que hasta supera la realidad física para transmitir también las
emociones, como el dolor, la impotencia, los ojos que suplican la ayuda suprema.
Las religiones crearon normas de comportamiento como
respuesta a los sufrimientos de los hombres, sobre todo de las clases bajas. Había
en aquellas épocas una muy baja expectativa de vida, un tercio de los nacidos
vivos habrían muerto antes de llegar a los 6 años y del 60% a los 16 años, las
enfermedades, la pobre alimentación, las guerras, etc. hacía que los pueblos
fueran caseríos rodeados de cementerios.
Las clases dominantes, alérgicas al trabajo, debía reforzar la autoridad
con algo más que las armas ya que éstas, en mano de guerreros podían fácilmente
ponerse en contra, entonces idearon un mecanismo de dominación mucho más poderoso,
por medio de dogmas de fe, apoyados en la candidez del espíritu humano, se
instaló el miedo a la ira de los dioses para quienes no cumplieran con sus
preceptos y mandamientos y a los que los cumplieran, les prometieron una vida
llena de recompensas en el “más allá”.
Muro de los lamentos, donde los judíos lamentan la pérdida
del 2º templo a manos del general romano Tito en el 70 d.C.
[1] Más detalles sobre este papiro en: http://www.arteiconografia.com/2010/09/el-juicio-de-osiris.html
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