Cuando el mundo parece desplomarse, desde muchos ámbitos se habla del fin del capitalismo sin considerar el verdadero significado del término. Hasta el venezolano Chávez habla que su aparente fracaso, reivindica las verdades del marxismo, como si en los países marxistas no existiera el capitalismo de estado.
Si el derrumbe de las bolsas y los bancos son principalmente de países democráticos, con gran capacidad de consumo, quizás sean justamente las democracias las que están en crisis y no el capitalismo. Un ejemplo es el destino que dan a la riqueza en diferentes países: en los capitalismos de estado, al no existir supuestamente “privilegiados” todos deben producir, sin excepción por salarios modestísimos, del orden de 6 dólares por mes en Cuba y de 18 dólares por mes en China. En cambio en los países democráticos vemos como en nombre de este curioso sistema de privilegios, pueden vivir hasta el 80 % de la población sin producir nada.
No debe confundirse trabajar con producir, mucha gente concurre a un trabajo y por ese “cumplimiento de horario” cobran un salario, pero nada asegura que sea la retribución a un servicio útil o que agregue algo valioso a la sociedad. Las democracias, cuya dirección es guiada por la “cantidad” de votos, que como en casi todas las naciones es una pirámide achatada, determina que las políticas se orienten a la atención de la base, pero no para hacerla más estrecha como sería si remontaran hacia arriba, logrando una pirámide esbelta; lo hacen para que cada vez sea más ancha, dependiente e ignorante de tal manera de asegurar la próxima elección.
Este juego demagógico de baja estofa, responsable de la falta de inversión en áreas básicas como la educación, la infraestructura, la investigación y todo aquello que pudiera incrementar nuestra productividad, es el que determina el fracaso de cualquier modelo que se quiera poner en práctica. Como en cualquier empresa, si se tiene muchos obreros pero sin capital (maquinarias) y sin tecnología producirán poco y caro, no podrán competir con quienes hacen las cosas bien e irá seguro a la quiebra.
Es también la demagogia del estado benefactor la responsable de la inflación, que pronto genera la carrera salario- precios en un verdadero círculo vicioso. Ni la pavorosa voracidad fiscal aplicada a los pocos que producen alcanza para pagar el desmadre del gasto público que en Argentina solamente en Seguridad Social, consume más del 50 % del total. El capitalismo de estado, por el que se rasgaban las vestiduras los subversivos de los 70’ no distribuye más que obligaciones y trabajo, acumulando la “plusvalía” en el estado al que solo accede una casta policíaca (ej.: KGB).
Presupuesto Nacional 2008
Servicios Sociales: 61,13 %
Servicios Económicos: 16,00 %
http://www.mecon.gov.ar/onp/html/presutexto/ley2008/ley/ley2008.pdf
Los términos más usados en las campañas políticas tanto en Argentina como ahora en Estados Unidos en boca de Obama es la “redistribución de la riqueza” y la “justicia social”, veamos si esto es razonable: cuando Cristina entendió que el campo ganaba mucho dinero, impuso retenciones a la soja para redistribuir la riqueza, pero los tiempos cambian y ahora la soja vale muy poco y el campo se irá paralizando. ¿Irán, quienes recibieron la redistribución de ingresos a trabajar para los pobres campesinos como gesto de solidaridad y redistribución de los esfuerzos?.
Podrá alguien decir, que Estados Unidos es una democracia y que ha sido el país con mayor prosperidad de la historia, sin embargo no es lo que piensa el común de la gente allí. Los americanos saben que la democracia es una “forma” de presentar el sistema pero el funcionamiento real es corporativo, está por ejemplo la corporación petrolera, la corporación armamentista, la bancaria, etc. Estas corporaciones usan el lobby que está tan institucionalizado que tienen hasta una tabla para la compensación de los “cabilderos”.
Pero las corporaciones estadounidenses han logrado sin embargo fortalecer un aparato industrial y tecnológico formidable y su productividad es la más alta del mundo, por lo que aunque tengan un traspié financiero se recuperarán en poco tiempo; economías bananeras como las sudamericanas por el contrario, que han malgastado sus recursos “eventuales”, no podrán soportar el peso de sus propias estructuras burocráticas y colapsarán. Se apropiarán de las AFJP, devaluarán el peso, confiscarán los ahorros por enésima vez, todo por la “democracia del clientelismo” que parece llegar a su fin.
[1] NYSE : el recito de la bolsa de valores de Nueva York, el volumen normal diario de operaciones supera los 6 mil millones de dólares. La bolsa de Buenos Aires apenas opera unos 30 a 40 millones.
Nota: No considero muy afortunada la elección del nombre de esta entrada ya que en el crac financiero de 1929 se habló en términos similares y determinó el nacimiento de regímenes totalitarios que terminaron en la II Guerra Mundial, espero que mi humilde aporte sirva para que reflexionemos.
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