Dejábamos Singapur sintiendo no
habernos quedado más tiempo en esa hermosa ciudad, volábamos a la India saboreando los recuerdos de hermosos
días de descanso vividos en el Sudeste Asiático, ahora cambiarían las expectativas
hacia un encuentro con la historia y con experiencias fuertes como nunca antes
habíamos vivido. India está ligada a nosotros si tenemos en cuenta que América
se descubrió, cuando Colón buscaba una ruta alternativa para el comercio, como
consecuencia del cierre de la ruta de la seda con la caída de Constantinopla en
poder de los turcos otomanos (Ver post 108 –Estambul [1]).
Al arribar al gigantesco
aeropuerto Indira Gandhi de Nueva Delhi, (tiene 1.500 Has), nos esperaba un
hindú (también podría llamarlo indio) que hablaba apenas el español, como el
hotel al que íbamos estaba cerca del aeropuerto, el chofer cruzó la autopista
que lleva al centro y entró en una barriada de calles angostas atestadas de comerciantes
en las veredas, con un tráfico caótico y vacas que cruzaban o se quedaban
quietas interrumpiendo el tránsito o hasta viniendo de contramano. Nosotros veníamos
en el asiento de atrás cuando Nélida le preguntó al chofer por qué las vacas
estaban tan flacas y mediando una respuesta poco clara, agregó: en nuestro país
las vacas son ¡goooordas! de carne blandita y nos hacemos unos riquísimos
asados, yo atónito alcancé a tocarla con el codo con gesto adusto que se
callara, quizás el cansancio del viaje hizo que se olvidara que en India las
vacas son sagradas y menos mal que el indio pareció no haber entendido lo dicho
y así evitamos un primer choque religioso.
El
Grand Hotel de Nueva Delhi (no parece estar en los suburbios).
Al otro día y a las 9 en punto de
la mañana, nos encontramos con Marianne, el lugar y la hora habían sido
planificados con detalle cuatro meses antes, pero el tour por India comenzaba al día siguiente y para
aprovechar ese día de espera, alquilamos un auto con un chofer que
supuestamente hablaba español. Íbamos por una avenida de Nueva Delhi cuando
vimos una caravana de personas llevando en una “angarilla” envuelto supuestamente
a un muerto, entonces le pregunté al guía:
-¿es un muerto?
- Si, hambre.
-¿Se ha muero de hambre? ¿Cómo
sabe que se ha muerto de hambre?
-Por el color de la tela.
-¿Por el color de la tela sabe que
se murió de hambre?
-Sí, sí, hambre, hambre, macho.
-¡Ah! ¿También sabe que es macho,
hombre? ¿Cómo sabe que es hombre?
-Por el color de la tela.
-¡Ah! ¡Por el color de la tela
sabe que es un hombre que se murió de hambre!
A todo esto Nélida y Marianne que
iban en el asiento de atrás no pudieron contener más la risa, por fin me
dijeron:
-¿No te das cuenta que él dice
hambre por decir hombre?
Nueva
Delhi entrada al subterráneo
En un momento nos dimos cuenta que
necesitaríamos algunas Rupias, la moneda de la India para los gastos menores y
propinas, el guía nos llevó a un lugar donde supuestamente obtendríamos mejor
cambio, el ambiente no era muy agradable, nos dejó adentro del auto y se fue a
cambiar algunos dólares, mientras tanto comenzamos a ver que hombres, algunos
de traje y corbata, que sin el menor recato sacaban su apéndice mingitorio y se ponían a orinar tranquilamente a veces
sin siquiera apuntar a alguna pared, a lo largo del viaje comprobamos que esto
es una práctica común en toda la India.
Por fin el día 29 de enero de2015,
un grupo de 14 personas de diferentes nacionalidades, comenzábamos un
inolvidable tour por el norte de India, primero fuimos a la parte vieja de
Delhi donde subimos a sendos rickshaw, que son taxis bicicleta, pedaleados por
hombres flacos que deben pararse sobre los pedales para mover a dos pasajeros
sentados atrás.
Yendo
en un rickshaw por Vieja Delhi
Tumba
de Humayun en Delhi inspiradora del Taj Mahal en Agra
Después de un largo día visitando
los lugares más emblemáticos de Delhi y casi a la oración, nos esperaba la sorpresa
de presenciar una colorida ceremonia de casamiento, se oía venir lentamente una
bulliciosa banda de músicos con una profusión de fuegos artificiales que teñían
de colores el cielo. Esperamos en la puerta del hotel porque advertimos un
salón preparado para fiestas con muchas mujeres elegantemente vestidas. Nos
habían dicho los guías que en la India los matrimonios son arreglados por los
padres y que el novio conoce a su futura esposa recién en la ceremonia, de
ocurrir lo que presentíamos veríamos a dos desconocidos tomando la obligación
de compartir sus vidas hasta el final ya que en India no es aceptado el divorcio.
Llegada
del novio en una carroza
Casamiento
en el Grand Hotel
La gran desigualdad social, racial
y cultural que cualquier visitante de origen cristiano-occidental percibe impresionado
al llegar a India requiere un breve repaso de su historia, aproximadamente 1200
a. de C. llegaron a la India una rama de los pueblos “arios” con una cultura
bastante desarrollada, usaban el caballo y tenían carretas, hablaban y
escribían en “sánscrito”, al llegar a India encontraron numerosos pueblos
primitivos que fueron rápidamente
dominados y esclavizados. Los invasores los consideraron inferiores e
impusieron rígidas leyes raciales de
índole religiosa para evitar el mestizaje con la población aborigen del país.
Se entiende entonces el origen de las castas que en hindú se llama “varna” que
significa color.
El dios Indra de los arios era el equivalente
al Zeus de los griegos, al Júpiter romano y muchos otros similares que prueban
el origen común de estos pueblos, el libro sagrado de esta primera religión de
la India que después dará origen al brahmanismo y al hinduismo, estaba
compuesta por cuatro libros llamados Vedas de los cuales el más antiguo es el
Rig Veda. La lectura de estos himnos de alabanza a Indra pueden considerarse lo
más discriminatorio y racista que jamás se haya escrito a lo largo de la historia.
Palacio
del marajá de Samode
Al día siguiente viajamos hacia
Jaipur, pasando la moderna área industrial hasta salir a una gran planicie de
intenso colorido por los variados cultivos anuales bajo riego que hay en esa
zona, los pueblitos a la vera del camino se iban sucediendo hasta que al medio
día el ómnibus se desvió de la ruta y entró por un camino de tierra a una zona árida que nos recordaba los
paisajes de Tinogasta, rancheríos, cercos, gente criando cabras, vacas y gallinas
o sentados en cuclillas bajo alguna sombra. Sorpresivamente pasamos los muros
del palacio de Samode donde por error de interpretación, creímos que en el
palacio vivía un maharajá, al bajarnos y encontrar un hombre con vestimenta muy
particular y de turbante, lo saludamos con la cortesía que se merece un noble
hindú, pero resulta que era un empleado del hotel encargado de recibir a los
turistas, sacarles fotos y sugerir una propina por sus servicios.
Interior
del palacio de Samode (hoy un hotel)
Al atardecer llegamos a Jaipur, al
día siguiente fuimos al complejo Amber subiendo en elefantes hasta la
fortaleza.
Subiendo
a la Fortaleza de Amber en elefantes
El
Palacio de los Vientos en Jaipur
La función de este edificio era
permitir a las mujeres reales ver la vida cotidiana sin ser vistas.
Observatorio
astronómico de Jantar Mantar en Jaipur
Este es uno de los 5 observatorios
construidos en la India por el maharajá Jai Singh en 1728, alarde del
conocimiento astronómico de este
guerrero y matemático hindú.
Chica
con vestimenta colorida a la entrada del templo Laxmi Narayan
Templo
de Laxmi Narayan en Jaipur
Para finalizar esta primera y
brevísima síntesis, digamos que cada occidental que llega a este fascinante
país, tendrá una impresión intensa que evolucionará a medida que transcurran
los días, pero nadie quedará indiferente frente a tal despliegue de diversidad.
Este país tiene muchas realidades superpuestas, la primera que se nota es la
desigualdad en todos los niveles: social, cultural, económica, religiosa que
configura un pueblo con una mentalidad hecha a la medida de todas las desigualdades.
Ellos creen, por ejemplo, en la transmigración de las almas y que toda persona
o animal es la reencarnación de una vida anterior, esto explica por qué pudo
establecerse un sistema de castas, donde si una persona nace en condiciones
deplorables es porque viene a pagar sus culpas en una vida anterior, por lo
tanto no hay que ayudarlo porque sufriendo en esta vida pueden pagar y
superarse en la siguiente.
Continuará...
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