domingo, 17 de junio de 2012

97 - Esquema de la historia del poder

Cada día, un grupo de simios luchaba por el agua de una charca con otro grupo de monos más fuertes, hasta que una mañana, el alba iluminó un monolito que flotaba en el aire. Cuando los monos débiles tocaron el monolito se encendió sobre sus cabezas la llama de la razón [1], tomaron entonces un gran fémur y destruyeron a golpes un esqueleto, volvieron a la laguna con la nueva arma, donde apalearon a los monos fuertes hasta ponerlos en fuga.

Nacimiento del primer homínido
Desde aquel momento en la prehistoria, los seres vivos que hasta entonces estaban gobernados por las leyes de la naturaleza,  se encontraron con el primer homínido, que tomó conciencia de que el atributo de la razón le permitía modificar la realidad. Pero el homínido era gregario y pronto descubrió su sed de poder, porque debía prevalecer entre otros homínidos que ya mostraban la amenaza de los gigantes del alma: el amor, el odio, la vanidad y el miedo.

Pero dejemos fluir la etapa antropozoica hasta el presente y veremos que hay personas que sueñan con un mundo sin humanos, atribuyendo al hombre haber alterado las leyes de la naturaleza dañando el ecosistema y reniegan también de las exigencias del trabajo, como demanda un mundo donde los frutos silvestres ya no alcanzan para todos.

En el otro extremo, el de la ciencia cosmológica, se habla del principio antrópico fuerte, que dice que el universo existe porque hay quien lo observe. En la variada distribución de los humanos, siempre ha habido algunos grupos que han desarrollado atributos  que les proporcionaron más poder. Es el caso de los griegos que desarrollaron el pensamiento científico y filosófico, gracias a un vocabulario fácil de memorizar. Otros más adelante, vieron la necesidad de desarrollar un sistema de creencias que les diera sentido trascendente a sus vidas y se iniciaron las grandes religiones donde los sacerdotes hacían de “puente” con Dios, dando comienzo a la dominación por la fe, que apartó al hombre de la naturaleza, llevándolo al mundo etéreo de los cielos.

Más adelante apareció el comercio, donde el intercambio se favorecía con el uso de la moneda, pero ésta era codiciada y fácilmente robada, en consecuencia los mercaderes usaron las bóvedas de los orfebres para guardar sus monedas, pero pronto vieron que aún más fácil resultaba pagar con el “recibo”, que el orfebre daba sobre las monedas depositadas y así nació el dinero.

Cuando el orfebre vio que nunca quedaba vacía la bóveda, porque era improbable que todos sacaran sus monedas al mismo tiempo, comenzó a emitir recibos por mayor cantidad que las monedas que tenía y ese “dinero” comenzó a prestarse con interés; nacía entonces el primer “banco” y el primordio de la inflación.

Todos los trabajos que hacían los hombres eran penosos y riesgosos: la agricultura con escasas herramientas, la minería, la herrería, la carpintería, la construcción, la guerra, etc. todo era durísimo con excepción de la banca, ésta no sufría las inclemencias del clima y siempre financiaba las actividades económicas con garantías reales, abarcando cada vez más ámbitos de la sociedad hasta alcanzar a los gobiernos y los estados. Una vez instalados los banqueros al lado del poder, la historia tiene dos versiones, una complaciente con el poder de turno, la que cuentan los libros y otra que da origen al gran poder real en la sombra, manejada a través de sociedades secretas, baluartes incondicionales del gran poder del dinero.

Para entender la magnitud del poder de la banca internacional actual, es necesario detenernos en un pueblo: el hebreo, que había sufrido una diáspora en el 560 a. de C. a manos del rey de los babilonios Nabucodonosor,  volvieron a Israel gracias a Ciro el Grande. Los hebreos creían en un solo Dios, que había dictado a Moisés las tablas de los mandamientos y también el Pentateuco, creían en valores de justicia, santidad y responsabilidad social y creyeron ser el pueblo elegido por Dios, que les había prometido la potestad sobre todo el mundo, pero un día llegaron los ejércitos romanos al mando del general Tito en 70 d. de C. y el Dios hebreo, no pudo evitar que destruyeran el segundo templo y por décadas se produjera la diáspora que los distribuyó por todo el mundo.

Este pueblo vio con la ocupación romana, las iniquidades más horrorosas que pudieran imaginar, con las tropas  violando mujeres y  en el circo los leones comiendo gentes, en una orgía de placer sanguinario. Este dolor de un pueblo de fe, dejó plasmado su odio en las enseñanzas del Talmud, donde en una parte dice: "Vosotros israelitas sois llamados hombres, mientras que las naciones del Mundo no son de llamarse hombres, sino bestias". (Baba mezia, 114 c. 1) y en otra: "Los judíos son llamados humanos de condición, pero los no judíos no son humanos. Ellos son bestias." (Baba mezia, 114 b), ver vínculo [2].

Habiendo hecho esta síntesis extrema, vayamos a principios del siglo XX para detenernos en un libro que apareció publicado en 1903: Los Protocolos de  los Sabios de Sion.

Los Protocolos




Si leemos en el vínculo [2], algunas de las “enseñanzas” que hay en el Talmud, no costará mucho entender por qué se atribuye a los judíos sionistas la autoría de los Protocolos, vínculo [3].

Pasando a una referencia personal, cuento que a fines de los 60, principios de los 70, un empresario que vivía en Tinogasta, me regaló el libro “El Judío Internacional” de Henry Ford, con la indicación de que no comentara a nadie que lo tenía.


Escaneo de la tapa de El Judío Internacional

Este famoso libro, que ahora puede descargarse gratis de Internet, referencia [4], la edición en español que poseo es de 1944, contiene los comentarios del magnate automotriz norteamericano  Ford, sobre los Protocolos de los Sabios de Sion, esto para dar idea del nivel internacional que adquirió ya desde principios del siglo pasado, el accionar del poder en la sombra.

Con este conocimiento, transité varias décadas observando la precisión con la que se aplicaron las técnicas destructivas en todos los ámbitos de la sociedad: la política, la cultura, la música, el arte, el cine, la televisión y sobre todo en la familia.  Era fácil interpretar hechos que afectaron a Argentina como la aparición de los movimientos subversivos de los 60 y los 70, y la posterior lucha antisubversiva, que terminó en la descalificación popular de las FFAA, la guerra de Malvinas, el retorno a la democracia, la eliminación del servicio militar y la apertura al narcotráfico con el consiguiente debilitamiento general de las defensas del país.

En el libro de Ford, se ve como fueron un grupo de bancos judíos los que inventaron, desarrollaron, financiaron e impusieron el comunismo en Rusia y después en otras partes del mundo, con un saldo no menor a 100 millones de muertos.  ¿Por qué lo hicieron y con qué objetivo? - está tan claramente expuesto, que también explica por qué hacen hoy todo lo posible para debilitar ciertos países, para quedarse con todos sus recursos naturales y llevar a la población al lugar pasivo e inofensivo que consideran ellos que deben tener.

El principal juego del grupo de bancos liderado por la familia Rothschild, es inducir a los países a aplicar políticas populistas, para que al gastar más de lo que recaudan, se vean obligados a sacar créditos de los bancos internacionales. Todo banco gana prestando dinero con interés y si el cliente es un gobierno, suma miles de millones en moneda fuerte y es fácil de cobrarle si también han puesto ellos los miembros de su clase dirigente. Las elecciones “democráticas”, son una apariencia si vemos el dinero que corre bajo cuerda, en los estratos pobres de las sociedades, en épocas electorales y con la ayuda de gigantescos aparatos de fraude y de propaganda.

Intervienen en todas las guerras, tanto las mundiales como las regionales, financian a ambos contendientes y después financian las reconstrucciones. Con su inmenso poder económico, nominado en billones de dólares o euros, compran parlamentarios, jueces y a los mismísimos presidentes o primeros ministros, controlan casi todos los bancos centrales, incluyendo la gigantesca Reserva Federal de EEUU y gran parte de las acciones de Wall Street.

Teniendo frescos estos conceptos, podemos volver a nuestro país, para comprobar por parte del gobierno kirchnerista y muchos otros que le antecedieron, el extremo cumplimiento de todos y cada uno de los protocolos, como si se tratara de un manual de bolsillo, para poner de rodillas a un país en poco tiempo.

Para terminar, digamos que a partir de un cierto nivel cultural, los argentinos conocen perfectamente como funciona el poder mundial aquí esbozado, pero muy pocos dicen algo porque  de una forma u otra son hojas del mismo árbol y hay también en los niveles educativos bajos, gran cantidad de gente que sirve al poder mundial sin saberlo: son los “idiotas útiles”.

 [1]2001 Odisea del Espacio y Tehilard de Chardin



2 comentarios:

Albertina Figueras dijo...

Me parece que vos tenés muuuuucha guita, César. ¿No serás judío vos tambièn? Ja Ja Ja. Y ahora en serio: Hay que ser muy tonto, o estar muy mal informado, para seguir dando crédito a ese librejo que se dio en llamar Protocolos de los Sabios de Sion. Y en cuanto a ese otro libelo de Ford, buéh, me reservo la opinión. Todo lo que se dice ahí es una sarta increíble de macanas. Me parece que sos muy nazi, amigo César, muy ingenuo, muy poco serio lo tuyo. Tan poco serio como las tonterías que publican Clarín y La Nación, o las pavadas que dice la gorda Carrió. ¡No pueden ni podrán con el kirchnerismo!!!

Anónimo dijo...

la verdad que yo creo que sos vos una judia porque ni aceptan que se lean libros importantisimos creo que no les gusta que esos libros salgan a hacer ver verdades que siempre trataron de esconder