sábado, 28 de marzo de 2009

74 - Dunas de Medanitos

A las 8 de la mañana partimos de Tinogasta rumbo a la finca Istataco en Medanitos, llevando en una camioneta un cuatriciclo Polaris 500; a las 9:15 estábamos en camino hacia lo que creíamos era un médano gigantesco de arena recostado sobre las sierras de Fiambalá y que se extiende por unos 50 km desde Tatón hasta Fiambalá. La realidad sin embargo mostró que nuestra creencia era equivocada, el primer paisaje que encontramos con piedras bastante grandes, diseminadas por toda el área, indica que yacen sobre un sustrato sólido desde hace mucho tiempo y la arena con gran cantidad de pequeños cantos rodados, que el paisaje no es de origen eólico.

El paisaje indica que no tiene origen eólico

A poco de andar, las piedras desaparecen quedando una superficie llena de pequeños cantos rodados hasta que nos aproximamos a una de las dos dunas de arena fina a poco de iniciar la subida al “médano”.

Cuatriciclo Polaris llegando a la duna de fina arena blanca

Estas dunas de tipo barjanes con forma de medialuna, se caracterizan porque sus brazos se adelantan a la parte central que tiene mayor volumen y a veces se separan formando nuevas dunas.
Vista de la duna en Google Earth, (norte arriba), posición S27º 30, 37’ 91’’ W 67º 32,32’ 55,28’’

La forma de la duna indica la dirección del viento, que en este caso viene del sur ya que la parte convexa es el barlovento de pendiente suave por donde las partículas de arena suben hasta la cresta y luego caen por el sotavento de forma cóncava de pendiente más abrupta.

Nélida en la cresta, a la derecha el sotavento

La siguiente imagen es un zoom, tratando de mostrar la finca Istataco con su loma característica, desde donde se tomaron gran cantidad de fotografías a lo largo del tiempo, el “médano” que se ve al fondo en nuestra sitio: http://sites.google.com/site/cuelloroca/ es justamente donde se desarrolla este post.

De arriba hacia abajo: precordillera, campo de Saujil, loma y finca Istataco, río Abaucán, La Soledad , Medanitos

Después de jugar un rato en la suave arena, emprendimos la trepada hacia la montaña de roca de las sierras de Fiambalá, pero la pendiente llegó a ser tan extrema que nos íbamos hacia atrás y como en la mano izquierda llevaba la filmadora solo sostenía el peso de Nélida y mío con la mano derecha tomada del manubrio del cuatriciclo.

El terreno blando, la pendiente extrema y dos pasajeros, fueron demasiado para el Polaris 500, la velocidad disminuía y acelerado a fondo perdía y perdía velocidad. Antes de dañar el motor decidí abortar la trepada y con una maniobra altamente riesgosa, con la última fuerza del cuatriciclo giré abruptamente hacia la derecha pero cuando inicié el descenso cometí el error de soltar el acelerador con lo que el cuatriciclo se desbocó y no podía sujetarlo con los frenos. Un ruido se hacía cada vez más fuerte hasta que una idea salvadora me llevó a tocar el acelerador con lo que el cuatriciclo, con transmisión automáita por poleas variadoras y embrague centrífugo, de inmediato recuperó el control, saliendo de un virtual punto muerto. Una vez estabilizado con la baja y la doble tracción puesta, logramos un descenso aceptable. Por fin bajamos hasta el campo llano y volvimos a la finca, habíamos vivido una aventura excitante, la más hermosa hasta ahora de nuestra etapa cuatriciclera.
En youTube puede verse el momento en que el cuatriciclo se queda sin fuerza para seguir trepando la montaña de arena, obsérvese la sombra proyectada al dar la vuelta y siendo las 10 de la mañana ésta indica lo empinado de la pendiente. Del video original de 1 hora se irán subiendo otros fragmentos.

http://www.youtube.com/watch?v=4ptglMBHsn4

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