domingo, 25 de noviembre de 2007

14 - Bajo La Alumbrera

Estando de actualidad el tema de la minería, me permito salirme nuevamente de la cronología para contar lo que ocurrió un domingo de otoño de 1997. Estaba al medio día en la vereda de “Amigos”, el local de los hermanos Rafael y Laureano López, cuando llegó Omar Pachá preguntándome si quería ir a conocer la mina Bajo la Alumbrera, que saldría un ómnibus hacia Belén donde cenaríamos y pasaríamos la noche y al día siguiente temprano, llegaríamos a la mina donde tendríamos una visita guiada.

Es necesario aclarar que estas visitas las patrocinaba el gobierno de Catamarca y no tenían ningún costo, ya habían partido visitas similares de todos los otros departamentos y quizás por el orden alfabético Tinogasta era el último viaje autorizado a entrar en la mina antes de su inminente puesta en producción.

Le había pedido a Pachá si podía ir con mi esposa ya que siempre me acompaña en mis viajes, pero me dijo que solo era posible que viajara uno. Después de algunas horas me llamó por teléfono para decirme que si podía ir mi esposa, por cuanto no podía convencer a casi nadie que participara de este viaje gratuito.

Ocurría que ese día domingo había un partido de fútbol y la gran mayoría de las personas que fueron invitadas prefirieron ver el partido a conocer la mina. El ómnibus tuvo que esperar casi hasta la noche para no salir vacío, iban solamente 7 personas de Tinogasta y unos 4 jóvenes que venían de Fiambalá. Uno de ellos incrustó una radio entre los asientos del ómnibus para escuchar el partido y al verle el aspecto poco afín con el interés en cuestión le pregunté a uno de ellos si sabían a donde iban, a lo que me respondió que don “Coco” les había pedido que suban al ómnibus, que esa noche habría un asado gratis en Belén, por lo que queda claro que de Fiambalá no participó ningún adulto de la invitación.

Recorríamos esa noche la plaza de Belén cuando nos encaró una persona que dijo ser el intendente, averiguó si éramos de la delegación de Tinogasta y tras asentir, nos preguntó por el resto de la comitiva, a lo que respondimos que solo éramos ese pequeño grupo. Las expresiones de sorpresa y desagrado de ver que el único departamento de la provincia que no enviaba el ómnibus lleno se hizo notar al día siguiente, cuando al subir al ómnibus los de Tinogasta, entró el intendente y dijo que si a los tinogasteños no les interesaba aprender nada, sobraban belichos interesados en hacerlo; de esa manera completó el ómnibus con belichos que esperaban ansiosos poder ir y partimos hacia la mina.

Cuando llegamos, había una barrera y muchos autos tapados de tierra a los costados, se presentó un hombre de casco informándonos que sería el guía durante la visita, la mina estaba a varios quilómetros adelante. La primera pregunta que le hicieron fue por que había esos autos tapados de tierra, a lo que respondió que eran de algunos obreros, pero a la mina no se puede entrar con autos y como los turnos eran 7 días de trabajo y 7 de descanso y no existiendo todavía asfalto los autos se llenaban de tierra.

Nos dijo que lo primero que piden a los obreros que ingresan es que acostumbren decir “mi empresa” no “la empresa”, porque es fundamental sentirse parte de lo que se hace; dentro de la mina la atención esta puesta solo en el trabajo y en lo que se pueda aprender de los que más saben; para eso tienen 7 días libres para dedicarse a sus cosas, el auto dentro del complejo entonces era un objeto extraño e inútil.

Al llegar a las inmensas instalaciones de la mina comenzaron las sorpresas una tras otra: en un edificio muy grande había un inmenso letrero que abarcaba todo el costado del edificio que decía: “EL QUE NO PLANIFICA SU TRABAJO PLANIFICA SU FRACASO”, cada letra superaba el tamaño de una persona.

Nos llevaron a una montaña desde donde veíamos el paso de los enormes camiones Caterpillar conducidos por jóvenes señoritas, las ruedas medían 3,5 metros de diámetro y cargaban 250.000 kg de material.

Nos sorprendió la infinidad de Jeeps que circulaban todos con una especie de mástiles de 5 metros de altura con una baliza y un banderín de colores vivos en el extremo, nos explicó que desde la cabina de conducción de los gigantescos camiones no pueden distinguirse los pequeños Jeep y para evitar ser aplastados portaban esos altísimos banderines para que puedan ser vistos por las conductoras.

El tremendo hoyo de unos 600 metros de diámetro estaba recién en sus comienzos y nos dicen que tendrá 600 metros de profundidad, es por eso que las palas cargadoras de camiones son eléctricas para evitar las emanaciones de gas en el agujero cuando éste se haga muy profundo.
La cargadora frontal que estaba trabajando era la más grande del mundo, capaz de echar 250.000 kg en una sola palada.

Fuimos al dique de cola donde se depositarían los millones de metros cúbicos de material procesado durante los 30 años que dure la explotación, sabiendo que para ese entonces podría ser rentable la recuperación de minerales de muy baja ley.

Fuimos a las oficinas, donde vimos una cantidad impresionante de computadoras y mapas geológicos por millares, el edificio ocupaba casi una manzana.

Seguidamente nos llevaron al comedor, explicándonos que era un autoservicio y que no existían áreas para personas importantes y otras para obreros. Por el contrario, la idea era que el azar vaya entremezclando a personal de todos los niveles con la consigna que el de mayor jerarquía aproveche la oportunidad para ilustrar a quienes tuvieran menos conocimientos. Una demostración de inteligencia democrática poco común en nuestro país.

Había gente de todas las nacionalidades y por consiguiente se escuchaba hablar en múltiples idiomas. A la noche iban a tener un espectáculo folclórico con Los Nocheros y muchos otros artistas.

Cuando emprendimos el regreso, una señora de Tinogasta preguntó ¿cuál es la inserción de la mujer catamarqueña en esta empresa? , respondiendo: solamente han participado como mucamas y en quehaceres domésticos ya que los puestos de mayor jerarquía requieren el perfecto dominio del inglés y el manejo de computadoras. Como se suscitaron algunos murmullos, aclaró que tanto los jefes son extranjeros e imparten sus órdenes en inglés como también lo eran la mayoría de los técnicos especializados.

Por último es necesario aclarar que esto ocurría mientras se construía la planta, o sea que era como un gran obrador. Una vez terminada, la mayor parte de esas personas se iría dando lugar al personal estable que haría funcionar las instalaciones.

3 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

HAY GENTE MURIENDOSE, por culpa de los efectos de bajo la alumbrera. Me da impotencia el hechoi de ver gente como usted, tomar posturas tan cerradas y obtusas!