sábado, 24 de noviembre de 2007

13 - El primer mundo

Dijimos en capítulos anteriores que el Dr. Samedy, incansable viajero, al momento de unirse a “La Barra” ya conocía, aparte de toda Argentina, una gran cantidad de países, entre los que se destacaban casi todos los de Sudamérica, Canadá (donde fue profesor en una universidad de Montreal), Estados Unidos, España, etc. y viendo que ya contábamos con las bases mínimas de filosofía de la historia como para entender lo que veríamos, nos sugirió que saliéramos a conocer el mundo.

Para agregar sentido a nuestro encuentro con el primer mundo, narraré brevemente una experiencia anterior en la que había confrontado “idea” y “realidad”. En 1963 había partido de Tinogasta llevando frescas palabras de mi padre que se jactaba de ser un importante viñatero con 16 Has de viña. Cuando llegué a Mendoza, el primer día de clases subí al ómnibus conducido por un tal Matioli que nos trasladaba a Chacras de Coria donde estaba la facultad, al ver que era un nuevo estudiante me preguntó de donde era; le respondí que de Tinogasta, Catamarca , luego me preguntó a que nos dedicábamos: le dije que éramos viñateros, me preguntó que cuantas hectáreas teníamos a lo que respondí que 16. ¡Para que lo habré dicho! se inició una carcajada generalizada que se extendió por todo el ómnibus y solo salí de mi asombro cuando pregunté cual era la parte graciosa de mi respuesta. Claro, me explicaron que en Mendoza, un tal Furlotti tenía 5.000 Has de viña en un solo paño, aparte de muchas otras fincas. Que un tal Gargantini tenía 3.000 Has también en un solo paño, que fulano 2.000, etc.

Al llegar a la facultad descendía un helicóptero particular trayendo a un compañero; otro, al salir de clases, no podía recordar en que auto fue de tantos que tenía a su disposición.
Una mañana viendo un grupo de alumnos en rueda de conversación, traté de acercarme para participar, al verme el grupo se calló y pronto se corrieron algunos metros, sin entender que pasaba me acerqué nuevamente y el grupo se volvió a correr. Con estos antecedentes, había vuelto de Mendoza en 1970, época de formación de “La Barra” consciente que de mi mente juvenil habían desaparecido todas las fantasías.....

Vayamos ahora al primer mundo: con escasos a nulos conocimientos del inglés, aterrizaba nuestro avión una tarde de enero de 1981 en el gigantesco aeropuerto de Miami. Al salir por la escotilla, entramos en un monorriel sobre elevado que a velocidad vertiginosa nos trasladó al enorme edificio del aeropuerto.

El encuentro con la llamada “idiosincrasia americana” fue un impacto, fue enterrar en un segundo, una vida con ideas equivocadas, significaba despojarnos nuevamente de una grandeza inexistente, ya no la de Tinogasta frente a Mendoza, era la de un país frustrado, empobrecido, frente a otro grande, triunfador y poderoso.

Las abrumadoras palabras escuchadas hasta el hartazgo en nuestras tierras, agitadas por los paladines de las lucha de clases y de la mal entendida “justicia social”, con la prédica desvaída y constante de que nuestra decadencia se debía a los “imperialismos explotadores” a las “oligarquías terratenientes” y toda la parafernalia de estupideces que utilizaron los políticos argentinos, hombres desvirtuados, moldeados en el resentimiento, en la envidia y cuanto gigante dañino del alma estuviera presente en sus corazones, se veía ahora claramente, como simples justificativos de su mediocridad y de su ignorancia.

El norteamericano que vimos, es un hombre abocado al trabajo, a que todo esté en su lugar, ordenado, limpio, puntual; hombres y mujeres atentos, serviciales, dispuestos a cualquier esfuerzo por quien lo necesite. Nos sorprendió sobremanera ver la cantidad de gente muy anciana trabajando en farmacias, supermercados, y negocios en general, contrastando con algunos argentinos que se jubilan con 40 años.

Una mañana, no recordaba la ubicación de una lavandería donde había dejado una prenda, se acercó una señora de unos 80 años que tiraba de un changuito (carrito con ruedas) a interesarse por lo que necesitaba ya que me veía preguntar a unos y a otros pero nadie entendía español, por fin alguien exclamó “laundry” (lavandería),la señora me hizo señas de que la siguiera. No creerán pero esta señora caminaba tan rápido, que aún tirando de su carrito no podía alcanzarla, al cabo de unas 12 cuadras y señalando una esquina me dijo: here it is (aquí es). Muy agitado le agradecí su atención y la señora comenzó a desandar el camino. Como ésta nos ocurrieron muchísimas situaciones donde apreciamos la hospitalidad y generosidad de la gente.

Todo era diferente: calles y veredas anchísimas, decenas de metros de jardines antes de llegar a la línea de edificios, autopistas por todos lados, canchas de golf gratuitas a los lados de las carreteras, todo parquizado, lleno de flores, ni un papel en el suelo, grandes bahías atiborradas de yates, infinidad de islas con las hermosos chalets, el puerto con cantidad de transatlánticos repletos de turistas europeos en lujosos cruceros con ganas de vivir un anticipo del paraíso. La playa y los hoteles, uno a continuación de otro se extendían por unos 120 kilómetros sin interrupción hasta Palm Beach.

(Recomiendo a quien tenga instalado Google Earth, se sitúe en Miami Beach, en un nivel de zoom que permita ver las casas y embarcaciones y suban lentamente sin perder la playa hasta Fort Lauderdale, Boca Ratón y sus increíbles canchas de golf, hasta llegar a Palm Beach, con el instrumento de medición comprueben la longitud que menciono de por lo menos 120 km de hoteles y mansiones de lujo, la gran cantidad de vías navegables que vinculan el mar con infinidad de casas de veraneo).


Palm Beach


Boca Ratón
Fort Lauderdale


Miami Beach
Postales ilustrativas, sumando las distancias de la 4 fotos anteriores se sobrepasan los 120 km.

Vayamos al análisis ya que debe haber poderosas razones para que dos países que nacieron con escasa diferencia de años y lo que es más grave aún, a principios del siglo XX casi no había diferencias económicas apreciables, uno de ellos triunfó y el otro perdió totalmente el rumbo.

La Argentina en 1929 todavía tenía un ingreso per cápita mayor que el de Australia y Gran Bretaña. Los únicos que tenían un ingreso mayor que los argentinos eran los americanos.

La discusión que guía el blog se centra en la pobreza de Tinogasta, pero es necesario estudiar los pueblos que han derrotado la pobreza para tener pautas que expliquen nuestro fracaso.

En principio hay un elemento clave que ya se vino esbozando: la percepción norteamericana del individuo y el gobierno (no conciben el “estado”). Recordemos que todos los pensadores ingleses que formaron a los futuros colonos norteamericanos, Locke, Smith, etc. intentaron por todos los medios que el estado no avance sobre los individuos toda vez que se dieron cuenta que la grandeza de un país es la sumatoria de la riqueza de sus habitantes y el progreso estaría en manos de millones y millones de personas hábiles y trabajadoras; pero si la riqueza se concentraba en el estado era poner los recursos del pueblo en manos de una camarilla de ineptos y corruptos y en democracia esto era una garantía que degeneraría pronto en clientelismo y demagogia para mantener en el poder al grupo dominante.

Ya lo había expresado Alberdi: “La Patria es libre cuando no depende del extranjero pero el individuo no es libre cuando depende total y absolutamente del Estado”.

En Argentina el estado tomó un rol de garante de la distribución de la riqueza y la consecuencia está a la vista: altísimo porcentaje de empleados públicos, gran cantidad de subsidios a la pobreza, las empresas más importantes estuvieron en manos del estado, dirigista e ineficiente que las dejó en situación de quebranto.

Los políticos condensaron esta mentalidad con la frase que se diputan todos los partidos “la justicia social”. De apariencia benévola esta frase sintetiza la derrota como sociedad de la Argentina. ¿Por que? Porque engaña al pueblo que la culpa de sus desgracias la tiene el “otro”, por lo tanto hay que sacarle a unos para darle a otros y el papel de Robin Hood lo hace el estado.

Algunos efectos:

Descapitaliza la actividad privada con impuestos confiscatorios.
El producto de la confiscación es puesto al servicio de una burocracia improductiva.
Fuga de capitales, van donde los tratan bien no donde les roban cíclicamente.
Falta de inversiones, a un inversor no se le puede decir que venga a Argentina a hacer beneficencia social, pensar esto es no entender el capitalismo y el alcance de su responsabilidad. Es oponerse al único que puede resolver en serio los problemas existentes. Carlos Marx en el Manifiesto Comunista dice: “.. la Burguesía en sólo 100 años que había tenido dominio, había creado más riquezas que todas las generaciones anteriores juntas”.

En el primer mundo lo que se da es educación, cultura de muy buen nivel, se gasta en investigación para que las empresas sean competitivas e innovadoras, se gasta en industrialización y tecnología para que haya mayor valor agregado que permita una vida digna y desahogada a la mayoría de sus habitantes

Para un norteamericano la riqueza no esta mal vista, al contrario, según la religión de los colonos (el protestantismo) es un premio de Dios al sacrificio, por lo tanto no odian a los “ricos” y nadie estigmatizó como hizo el peronismo con su muletilla de “oligarcas y descamisados”, fomentando la estéril lucha de clases y enfrentando a los argentinos en bandos irreconciliables.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

HOla Ingelerdo! perdon por no ingresar a su blog, estaba ocupado en cosas serias. Pero hoy dispongo de unos minutos para venir a ver las burradas que escribe, asi que decidi venir a despejarme, sinceramente su blog es fuente de alegria para mi, ya que me divierte mucho, ver a alguien de su "categoria intelectual", desviando los motivos del blog, para involucrarse con los ambientalistas, que a proposito, su pensamiento, y el de "la barra" los tiene sin cuidado, ya que los toman, como de quien vienen!
SIga asi, que me divierte mucho! Felices Fiestas!
Ah, a proposito, le propongo un tema: Contaminación sonora de la pirotecnia, en las fiestas de fin de año. ¿ le gusto?, ¿no?. Ahi le di, otro argumento para que escriba y le reproche a los ambientalistas, ya que esos grupos, (como usted los tilda) se preocupan por la mineria contaminante y no por la polucion sonora:

César dijo...

Estimado lector: no sabe que sincera satisfacción me producen sus comentarios, porque si logro entretenerlo aunque sea algunos segundos, obtendría una grata e inesperada recompensa.

No logro entender la etimología de su término Ingelerdo, cuando pueda me la aclara (es simple curiosidad). Si viene de “lerdo” esta bien, aquí en argentina no dice mucho. Si estuviéramos en EE UU constituiría un descalificativo muy peyorativo pues allí el antónimo de “listo” es “lerdo” y en aquel país los jóvenes se destacan por su brillantez e inteligencia a diferencia de los argentinos donde muchos se destacan por su habilidad en lamer traseros.

Le deseo también muy felices fiestas.