lunes, 8 de diciembre de 2008

59 - El sindicalismo argentino

Vez pasada el camionero Moyano, titular de la CGT Azopardo decía, que el papel de la central obrera era velar por la distribución de la riqueza y la justicia social, el contexto era la crisis financiera global. De esta simple expresión podemos extraer varios elementos que ayudarán a explicar la derrota de nuestro país.

Una yunta: Hugo Moyano y su faldero Néstor

En primer lugar si la distribución de la riqueza no es espontánea, significa que alude a forzarla en la dirección que él y su CGT creen conveniente, esto por cuanto Moyano representa la mentalidad prepotente, propia de las instituciones corporativas creadas por Perón, pero en un contexto de crisis, dar a entender que en Argentina es la CGT la que define que parte del patrimonio de un inversor es de su propiedad y cuanto será el monto de la exacción a aplicarle con destino a la distribución es una verdadero desatino; ya que las medidas arbitrarias e imprevisibles como la doble, triple y cuádruple indemnización, lo único que consiguen es que ningún inversor se arriesgue a invertir en nuestro país porque hace imposible calcular la factibilidad de la inversión.

También Moyano una vez dijo en un programa de TV que el salario de los trabajadores debe alcanzar para que compren un auto 0 Km de tal manera que se reactive la industria automotriz. Excelente pensamiento, ojala que pudieran acceder también a una mansión y a una estancia como accedió él, pero nadie se pregunta si el patrón o el dueño de la empresa tiene un 0 Km y en el caso de contar con recursos, si lo consideraría una prioridad. Es otra muestra del voluntarismo que se pergeña en alguna oficina de Buenos Aires sin tener conocimiento ni interés en las realidad de las economías moribundas del interior.
Casa de Moyano en Parque Leloir , tambien posee la estancia “San Ignacio” de 4 millones de dólares en el partido de Handerson.

La permanente puja salarial, propia del sindicalismo irresponsable de Argentina lo único que consigue es alimentar la inflación y los grandes empresarios prebendarios que ya conocen este juego, cuando se aproxima el colapso compran dólares hasta cambiar el último peso que tiene o que consiguen prestado de los bancos, en ese momento salen a exigir la devaluación de la moneda de tal forma de licuar pasivos, abaratar costos y evitar gastos en modernizar y tecnificar sus empresas para que sean más eficientes; prefieren el camino más fácil: devaluar la moneda lo que significa arrebatarle parte de la riqueza a todos los argentinos que tienen pesos.

El accionar del sindicalismo ya no solo el argentino, es el responsable de desastres presentes y futuros, las automotrices de Detroit, GM, Chrysler y Ford, han aceptado salarios muy superiores a los del resto de la industria automotriz y al caer la demanda por la crisis, están al borde de la quiebra que arrastrará a todos sus empleados y a los jubilados que pertenecían a las cajas de esas empresas.

Otra consecuencia de la permanente puja sindical que agobia a las empresas es la automatización. Poco a poco las empresas reaccionan contra la codicia sin límites de los sindicalistas que pretenden que el ingreso de un obrero a una empresa signifique adquirir la calidad de heredero del dueño. Baste leer las leyes antiempresa del diputado Recalde para ver hasta dónde manifiestan un profundo desprecio por quienes dan trabajo, y llega a proponer que en caso de controversias el juez debe dar la razón al obrero aunque no la tenga.
-

Robots en una línea de montaje.
Tanto las empresas grandes como en menor medida los pequeños emprendedores tienen sin embargo una posibilidad de escapar a la persecución del sindicalismo y es por medio de la incorporación de autómatas y el uso de modernas tecnologías. El campo es uno de los sectores que más se ha tecnificado pero las clases parásitas han respondido con una herramienta política: las retenciones a las exportaciones, quizás inspirados en aquella frase bíblica “Haced como las aves del campo que sin sembrar cosechan..” pero el resultado está a la vista: los campos diseminados de largas bolsas blancas donde almacenan la soja y una baja generalizada en el área sembrada.

El sindicalismo junto a los partidos políticos afines siempre pretende socializar la riqueza pero no el esfuerzo, es así como en las provincias del oeste cada vez es más difícil encontrar cosecheros a la vez que crece la nómina de planes sociales que fomentan la vagancia.

No hay comentarios: