domingo, 24 de julio de 2016

116 - India (1ª parte)

Dejábamos Singapur sintiendo no habernos quedado más tiempo en esa hermosa ciudad, volábamos  a la India saboreando los recuerdos de hermosos días de descanso vividos en el Sudeste Asiático, ahora cambiarían las expectativas hacia un encuentro con la historia y con experiencias fuertes como nunca antes habíamos vivido. India está ligada a nosotros si tenemos en cuenta que América se descubrió, cuando Colón buscaba una ruta alternativa para el comercio, como consecuencia del cierre de la ruta de la seda con la caída de Constantinopla en poder de los turcos otomanos (Ver post 108 –Estambul [1]).


Al arribar al gigantesco aeropuerto Indira Gandhi de Nueva Delhi, (tiene 1.500 Has), nos esperaba un hindú (también podría llamarlo indio) que hablaba apenas el español, como el hotel al que íbamos estaba cerca del aeropuerto, el chofer cruzó la autopista que lleva al centro y entró en una barriada de calles angostas atestadas de comerciantes en las veredas, con un tráfico caótico y vacas que cruzaban o se quedaban quietas interrumpiendo el tránsito o hasta viniendo de contramano. Nosotros veníamos en el asiento de atrás cuando Nélida le preguntó al chofer por qué las vacas estaban tan flacas y mediando una respuesta poco clara, agregó: en nuestro país las vacas son ¡goooordas! de carne blandita y nos hacemos unos riquísimos asados, yo atónito alcancé a tocarla con el codo con gesto adusto que se callara, quizás el cansancio del viaje hizo que se olvidara que en India las vacas son sagradas y menos mal que el indio pareció no haber entendido lo dicho y así evitamos un primer choque religioso.

El Grand Hotel de Nueva Delhi (no parece estar en los suburbios).

Al otro día y a las 9 en punto de la mañana, nos encontramos con Marianne, el lugar y la hora habían sido planificados con detalle cuatro meses antes, pero el tour por  India comenzaba al día siguiente y para aprovechar ese día de espera, alquilamos un auto con un chofer que supuestamente hablaba español. Íbamos por una avenida de Nueva Delhi cuando vimos una caravana de personas llevando en una “angarilla” envuelto supuestamente a un muerto, entonces le pregunté al guía:
-¿es un muerto?
- Si, hambre.
-¿Se ha muero de hambre? ¿Cómo sabe que se ha muerto de hambre?
-Por el color de la tela.
-¿Por el color de la tela sabe que se murió de hambre?
-Sí, sí, hambre, hambre, macho.
-¡Ah! ¿También sabe que es macho, hombre? ¿Cómo sabe que es hombre?
-Por el color de la tela.
-¡Ah! ¡Por el color de la tela sabe que es un hombre que se murió de hambre!

A todo esto Nélida y Marianne que iban en el asiento de atrás no pudieron contener más la risa, por fin me dijeron:

-¿No te das cuenta que él dice hambre por decir hombre?

Nueva Delhi entrada al subterráneo

En un momento nos dimos cuenta que necesitaríamos algunas Rupias, la moneda de la India para los gastos menores y propinas, el guía nos llevó a un lugar donde supuestamente obtendríamos mejor cambio, el ambiente no era muy agradable, nos dejó adentro del auto y se fue a cambiar algunos dólares, mientras tanto comenzamos a ver que hombres, algunos de traje y corbata, que sin el menor recato sacaban su apéndice mingitorio  y se ponían a orinar tranquilamente a veces sin siquiera apuntar a alguna pared, a lo largo del viaje comprobamos que esto es una práctica común en toda la India.


Por fin el día 29 de enero de2015, un grupo de 14 personas de diferentes nacionalidades, comenzábamos un inolvidable tour por el norte de India, primero fuimos a la parte vieja de Delhi donde subimos a sendos rickshaw, que son taxis bicicleta, pedaleados por hombres flacos que deben pararse sobre los pedales para mover a dos pasajeros sentados atrás.

Yendo en un rickshaw por Vieja Delhi


Tumba de Humayun en Delhi inspiradora del Taj Mahal en Agra


Después de un largo día visitando los lugares más emblemáticos de Delhi y casi a la oración, nos esperaba la sorpresa de presenciar una colorida ceremonia de casamiento, se oía venir lentamente una bulliciosa banda de músicos con una profusión de fuegos artificiales que teñían de colores el cielo. Esperamos en la puerta del hotel porque advertimos un salón preparado para fiestas con muchas mujeres elegantemente vestidas. Nos habían dicho los guías que en la India los matrimonios son arreglados por los padres y que el novio conoce a su futura esposa recién en la ceremonia, de ocurrir lo que presentíamos veríamos a dos desconocidos tomando la obligación de compartir sus vidas hasta el final ya que  en India no es aceptado el divorcio.

Llegada del novio en una carroza


 Por fin apareció, tirado por dos caballos blancos, un carruaje decorado con flores hasta en las ruedas, seguido de decenas de personas portando luces de colores en forma de arbolitos y una orquesta numerosa que no paraba de tocar. Pude acercarme y filmar el ingreso del novio que como se ve en el fotograma, su cara expresa toda la ansiedad e incertidumbre del momento.

Casamiento en el Grand Hotel


La gran desigualdad social, racial y cultural que cualquier visitante de origen cristiano-occidental percibe impresionado al llegar a India requiere un breve repaso de su historia, aproximadamente 1200 a. de C. llegaron a la India una rama de los pueblos “arios” con una cultura bastante desarrollada, usaban el caballo y tenían carretas, hablaban y escribían en “sánscrito”, al llegar a India encontraron numerosos pueblos primitivos  que fueron rápidamente dominados y esclavizados. Los invasores los consideraron inferiores e impusieron  rígidas leyes raciales de índole religiosa para evitar el mestizaje con la población aborigen del país. Se entiende entonces el origen de las castas que en hindú se llama “varna” que significa color.

 Izquierda: “ario” del norte, derecha originarios del sur


 El dios Indra de los arios era el equivalente al Zeus de los griegos, al Júpiter romano y muchos otros similares que prueban el origen común de estos pueblos, el libro sagrado de esta primera religión de la India que después dará origen al brahmanismo y al hinduismo, estaba compuesta por cuatro libros llamados Vedas de los cuales el más antiguo es el Rig Veda. La lectura de estos himnos de alabanza a Indra pueden considerarse lo más discriminatorio y racista que jamás se haya escrito a lo largo de la historia.

Palacio del marajá de Samode

Al día siguiente viajamos hacia Jaipur, pasando la moderna área industrial hasta salir a una gran planicie de intenso colorido por los variados cultivos anuales bajo riego que hay en esa zona, los pueblitos a la vera del camino se iban sucediendo hasta que al medio día el ómnibus se desvió de la ruta y entró por un camino de tierra  a una zona árida que nos recordaba los paisajes de Tinogasta, rancheríos, cercos, gente criando cabras, vacas y gallinas o sentados en cuclillas bajo alguna sombra. Sorpresivamente pasamos los muros del palacio de Samode donde por error de interpretación, creímos que en el palacio vivía un maharajá, al bajarnos y encontrar un hombre con vestimenta muy particular y de turbante, lo saludamos con la cortesía que se merece un noble hindú, pero resulta que era un empleado del hotel encargado de recibir a los turistas, sacarles fotos y sugerir una propina por sus servicios.


Interior del palacio de Samode (hoy un hotel)


Al atardecer llegamos a Jaipur, al día siguiente fuimos al complejo Amber subiendo en elefantes hasta la fortaleza.

Subiendo a la Fortaleza de Amber en elefantes


El Palacio de los Vientos en Jaipur


La función de este edificio era permitir a las mujeres reales ver la vida cotidiana sin ser vistas.

Observatorio astronómico de Jantar Mantar en Jaipur

Este es uno de los 5 observatorios construidos en la India por el maharajá Jai Singh en 1728, alarde del conocimiento astronómico  de este guerrero y matemático hindú.


Chica con vestimenta colorida a la entrada del templo Laxmi Narayan


Templo de Laxmi Narayan en Jaipur

Para finalizar esta primera y brevísima síntesis, digamos que cada occidental que llega a este fascinante país, tendrá una impresión intensa que evolucionará a medida que transcurran los días, pero nadie quedará indiferente frente a tal despliegue de diversidad. Este país tiene muchas realidades superpuestas, la primera que se nota es la desigualdad en todos los niveles: social, cultural, económica, religiosa que configura un pueblo con una mentalidad hecha a la medida de todas las desigualdades. Ellos creen, por ejemplo, en la transmigración de las almas y que toda persona o animal es la reencarnación de una vida anterior, esto explica por qué pudo establecerse un sistema de castas, donde si una persona nace en condiciones deplorables es porque viene a pagar sus culpas en una vida anterior, por lo tanto no hay que ayudarlo porque sufriendo en esta vida pueden pagar y superarse en la siguiente.

Continuará...