miércoles, 24 de octubre de 2007

7 - El deporte

Para descansar un poco del análisis socio económico de Tinogasta recordaremos una aspecto de “La Barra” que aún no fue mencionado: ya desde los tiempos de Slavco, las discusiones del foro que a veces no tenían lugar físico para debatir se complementaban con la práctica del ajedrez.

Slavco había traído un tablero y dado a que era bastante bueno jugando, varios de los personajes que se acercaron a desafiarlo tuvieron que ejercitarse para evitar una baja performance.

Entre los que se recuerdan como pioneros de este deporte estaban: Roberto Sarquís, Pedro Olmos, Miguel Angel Luque, el profesor Sierralta, Toto Crifasi, Lídoro La Fuente (luego Intendente de Tinogasta), Angel Magaquián (Senador provincial), Mario Pagura (banco Nación) y muchos otros.

Al poco tiempo eran tantos los participantes, que tuvieron que traer muchos tableros. Slavco que era el dueño del bar se concentraba tanto en el juego que cuando algún cliente quería un café había que gritarle varias veces para que emerja de su submundo lúdico y preste atención a los pedidos que le hacíamos.

Había duplas famosas, porque hay que aclararlo: eran competencias más conversadas “que partido de truco”.

Habiendo observado que los cerdos, vistos de atrás tienen los testículos como dentro del cuerpo, habíase originado la frase que decíamos cuando el partido se tornaba adverso, ya sin posibilidades: “estoy perdido como huevo de chancho” coloquialmente, “ huevo’y chancho”.
Don Luque, abrumado por la cantidad de veces que le repetían tal frase solía decir: “mi amigo, por favor...., deje tranquilos los huevos del chancho”.

Pero hablando de deportes no podemos dejar de decir que los “jóvenes” encontramos en nuestro ex profesor de la secundaria: don Ramón Sierralta, un incansable promotor de las actividades físicas; es así como formó un grupo de tenistas que si bien no todos eran habitué de “La Barra”, conformábamos un grupo que en poco tiempo se hizo muy amplio y sus encuentros en el club de Santa Rosa eran verdaderas fiestas tanto para el cuerpo como para el espíritu.

Organizábamos torneos con tenistas de la ciudad de Catamarca, La Rioja, Chilecito y muchos otros pueblos o ciudades.

Al igual que con el ajedrez, estos encuentros, generalmente de cuatro jugadores, dos veteranos llenos de experiencia y picardía y dos jóvenes llenos de fuerza y velocidad eran tan conversados como los de ajedrez.

Fueron épocas realmente hermosas y estoy seguro que todos recordarán con nostalgia, aquellos tiempos maravillosos.

Anécdota:

La cancha de tenis estaba al lado de una pileta de natación, separada por un tejido metálico, una tarde se había subido al trampolín una chica muy hermosa, mientras jugábamos un duro partido de tenis.

Al poco tiempo, uno de los que esperaba con ansiedad su turno para jugar, notó la distracción que producía en los jugadores esa figura escultural y las pelotas llegaban o “anchoas” o “largoas” (anchas o largas, según el vocabulario de la época) y se dilataba el partido hasta que éste gritó a la rubia señorita: ¡Gracielita......!, ¡lárgate de una vez...! , para que los veteranos terminen por fin el partido...!


Imagen de la época en el club Santa Rosa: de izquierda a derecha: Marcelo Córdoba, Ovi Ferreyra, uno de los pilotos de helicópteros Lama de la Fuerza Aérea cuando realizaban la demarcación de límites con Chile, Pino Sesto, Carlos Navas (después Intendente de Tinogasta), Ricardo Pruné, Ramón Sierralta, Eduardo Knez, Basilio Nieva y César Cuello.

martes, 23 de octubre de 2007

6 - ¿Por qué es pobre Tinogasta?

Reparar en la pobreza de Tinogatsa no fue casual, a pocos kilómetros están las ciudades de Chilecito y Aimogatsta, pertenecientes a La Rioja donde las cosas comenzaron a marchar distinto, ya desde el gobierno de Onganía (28-06-1966) hasta el final del mandato de Alejandro Lanusse (25-5-1973) se marca una profunda diferencia: en La Rioja nombraron de gobernador a un empresario de Chilecito: Iribarren, hombre conocedor de los problemas reales que impedían el desarrollo de La Rioja mientras que en Catamarca designaron al general Brizuela, que si bien hizo obras de infraestructura su pretensión de hacer la colonia Nueva Coneta a semejanza de un Kibutz Israelí mostraba su falta de comprensión de la idiosincrasia catamarqueña. El Kibutz era una utopía comunista creada por inmigrantes rusos llegados a Israel en 1909. Para ampliar este tema: http://es.wikipedia.org/wiki/Kibutz.

En La Rioja por el contrario una amplísima serie de leyes estaban dirigidas a atraer capitales aunque fueran extraterritoriales, así se establecieron bodegas como “La Caroyense” en Chilecito y se expandieron Los Mirizzio y los Nucete en Aimogasta que ya en 1973 procesaban más de 4 millones de kg de aceitunas por año.

En esa época Tinogasta producía unos 60 millones de kg de uva y Chilecito 20 mientras que hoy “La Riojana “ sucesora de “La Caroyense”, tiene una molienda superior a los 100 millones de Kg anuales mientras Tinogasta solo muele unos 15 millones de kg.

El ejemplo de Iribarren

La proximidad de La Rioja a la provincia de San Juan y Mendoza determinó una influencia muy importante, ambas capitales provinciales fueron edificadas prácticamente entre los viñedos y las industrias a que dieron lugar, en consecuencia la “clase política” que gobernó estas provincias provenían del ámbito de la producción y la Industria; así surgen los “cascarudos” o conservadores, que gobernaron por décadas esa provincia que la llamaban “la California Argentina”.

En Catamarca y La Rioja por el contrario, la clase política se formó de entre la burocracia parásita, especialista en componendas para perpetuar sus familias en el poder; no provenían de ámbitos empresariales y productivos porque en sus alrededores, en la época de la formación de estas ciudades la producción era muy escasa.

En Mendoza, por otra parte se diferenciaba profundamente el origen de la población: son famosas las anécdotas que cuentan como el gobernador Emilio Civit seleccionaba a los inmigrantes que descendían de los barcos, si eran personas capacitadas, muchas de ellas italianos, las enviaba a Mendoza, si eran españoles los enviaba a San Juan y si eran árabes los enviaba al norte argentino.

Más allá de la veracidad de la anécdota, un recorrido por estas provincias muestran justamente esta distribución de la inmigración europea y lo que es más importante el resultado de su influencia.

Iribarren, sin lugar a dudas, comprendió el origen cultural del problema de la pobreza que aquejaba a nuestras provincias, es por eso que en sus programas de colonización, intercaló mendocinos, sanjuaninos y riojanos con la esperanza de que los primeros transmitieran sus conocimientos y su mentalidad trabajadora a los autóctonos.

Cuentan que un riojano había ido a pedir una parcela de tierra en Vichigasta al gobernador, éste se la concedió pero al poco tiempo volvió a pedir el dinero para construir un parral y se le concedió, a los días volvió a pedir un tractor para arar y se le concedió pero al último fue el colmo cuando volvió, el gobernador exclamó: ¡vos otra vez!: te di la tierra, la plata, el tractor y ahora que queréis y el riojano le contestó: un gringuito para que la trabaje.

domingo, 21 de octubre de 2007

5 - El gran debate

Para resumir en pocas palabras los temas que mas preocupaban al foro diremos que partían de una impresión contradictoria: los veteranos por una parte contaban de un pasado de grandeza relacionada al hecho sin dudas cierto e importante de que hasta avanzado el siglo XX Tinogasta era un verdadero puerto seco y los jóvenes o recién llegados por otra parte, preguntábamos por los vestigios de esa grandeza. ¿Qué había pasado?, ¿acaso todos los pueblos importantes no dejan plasmado en obras las señales de su esplendor?.

Realmente existía un importante comercio con Chile, enviando desde los campos de engorde ganado en pié a través del paso de San Francisco por medio de arrieros e importando desde los puertos del pacífico manufacturas de origen británico.

Con anterioridad hubo desde Tinogasta un importante comercio de mulares que posiblemente se vendían en la feria anual salteña de Sumalao donde se reunían entre ochenta y cien mil mulas con destino final la Villa Imperial de Potosí en Bolivia donde los españoles las usaban en la industria minera y el traslado de mercancías.

Las narraciones de los veteranos comenzaron a gestar sospechas sobre la sensatez con que se manejaron los recursos del comercio internacional. Habitualmente el regreso de cada “misión comercial” pareciera que daba origen a fiestas interminables, digamos que duraban varios días.

Anécdota:

Cuentan que un personaje habitué en estas tertulias en casas de “La Orilla”, una vez sacaba a bailar reiteradamente a la esposa de un gaucho que estaba presente hasta que por fin perdió la compostura y lo desafió a pelear a don Néstor Oviedo, quien aceptó de inmediato el desafío pero propuso al retador que para no interrumpir la fiesta subieran a un techo y pelearan allí.

Rápidamente colocó una escalera y todo un caballero le dio paso en primer lugar, una vez que el gaucho subió al techo, don Néstor sacó la escalera y corrió presuroso a continuar con el baile interrumpido.

Aunque parezca un cuento, la anécdota fue cierta y una vez consultamos a un hijo de don Néstor sobre las impresiones que pudo recoger de tantas historias que se la adjudicaban al padre. Es así como nos indicó que si queríamos averiguar sobre los vestigios de las riquezas que abundaban en la “próspera Tinogasta”, excaváramos bajo los olivos de La Orilla y allí encontraríamos en estratos superpuestos del suelo, los tapones de cerveza y vino acumulados por décadas, testimonio de cómo emplearon la riqueza en aquellas generaciones.

4 - Los discursos

Pasaban los años, había cambiado de dueño el bar: ahora era de Pedro Juaneda y la barra había crecido: surgían siempre ocasiones para reunirnos a cenar, generalmente en el hotel de Turismo y regadas en abundancia. Demás esta decir que todos concurríamos de impecable saco y corbata.


La Barra

 La Barra, tradicionales cenas en el Hotel de Turismo año 1974, de izquierda a derecha: Faruk Cabur (recortado),Pedro Laluf, César Cuello, Humberto Orquera, “Negro Saleme” (oculto), Carlos Navas, ¿?, Armando Agüero, Roberto Sarquís, Carlos Capardo, Humberto Cuello, Alberto Villacorta, José Herrera, Mustafá Assad, José Herrera y Eduardo Herrera.

 Foto agregada el día 16 10 2016

(La segunda foto fue tomada de la colección de Roberto Sarquís publicada en Facebook casi 10 años después.)

A los postres alguien dijo un discurso y nadie imaginó que fuera el comienzo de una larga, prolífica y a veces desopilante época en que nos hicimos émulos de Demóstenes, Cicerón o Belisario Roldán.

En número que a veces llegaba a los 40, tenían la obligación de hablar todos, aunque fueran simples y breves palabras, pero quienes manejaban el arte del discurso y animados por unos buenos tintos tinogasteños a veces pronunciaban varios discursos en una misma cena.

Cuentan que un día en vísperas de elecciones llegó el ex presidente Frondizi al pueblo y se realizó un acto en el que los más destacados hablaban desde un acoplado agrícola sin barandas que hacía las veces de escenario; uno de nuestros más destacados oradores, que era del partido de Frondizi, en desacuerdo con algunos planteos le espetó con verba encendida “yo, doctor Frondizi, ante estos hechos: daré un paso al costado” y lo dio, cayendo del acoplado en medio de gran tumulto.

En una ocasión, en una larga mesa nos reunimos a esperar el año nuevo, pero uno de los integrantes que vivía en la ciudad prometió acompañarnos, pero no llegaba, así vinieron los postres, que era una casata helada. Justo cuando los mozos terminaban de servirla aparece nuestro amigo, discurseador nato, quien aprovechó unas palabras de disculpas por su tardanza para acoplarlas con un florido discurso.

No hubiera sido una anécdota digna de contarse si no fuera por lo extenso de la exposición donde veíamos a la casata recorrer todos los estados de la materia hasta convertirse hacia el final de sus palabras en leche para el desayuno.

Había muerto una anciana señorita, doña Amalia Linch, mujer de bien, maestra de aquellas que no solo enseñaban en la escuela sino con el ejemplo cotidiano de su buen comportamiento, cultos y refinados modales, nos abandonaba en fin una representante de las grandes familias tinogasteñas.

Tras el funeral, al que curiosamente habían ido muy pocas personas no había suficientes hombres para cargar el ataúd, desesperadamente salimos a la calle cuando vimos pasar a mi hermano Enrique Luís que pasaba en su cupé Torino con un perro pequinés. Lo hicimos parar y siendo de similar estatura tomamos las manijas del medio, ya en el cementerio continuamos de la misma forma hasta llegar al mausoleo de la familia Linch.

Tomando la empuñadura adelante mío iba nuestro inefable orador; cual fue mi sorpresa cuando soltó su empuñadura recayendo casi todo el peso del lado derecho del ataúd en quien esto escribe, observé que nuestro amigo subió algunos escalones, giró y sacó del bolsillo de su saco unas catorce carillas de un imponente discurso.

El pequinés de Enrique había encontrado cobijo del fuerte sol bajo la sombra del cajón pendiente de nuestros brazos.

En aquella inolvidable mañana, las palabras conmovedoras que pronunciaba nuestro amigo llegaban como saetas a nuestro corazón, pero con grave rictus manteníamos difícil silencio.
Por el contrario el pequinés de Enrique, no al tanto de las reglas, rompía en desgarradores aullidos que contrastaban con el silencio de la mañana.

Cuando abandonamos el cementerio, llevábamos una sensación amarga sin poder comprender el porqué de tanta ingratitud.

3 - Las discusiones

Las discusiones religiosas

Continuando el rápido crecimiento de la barra se incorporan nuevos personajes como Faruk Cabur hijo de un próspero comerciante de origen sirio y un amigo de éste Omar Pachá que proveniente de Buenos Aires también de familias sirias, se afincó por estas tierras en 1972 siendo uno de los pocos miembros de las viejas camadas que aún participa activamente, estos pintorescos personajes son musulmanes y llegaron a ser célebres las apasionadas discusiones sobre religión que enardecían sobre todo a Cabur, ferviente religioso quien quebraba a altas voces el silencio de las noches pueblerinas cuando desde nuestra óptica católica cuestionábamos ciertos aspectos del Corán.

Tinogasta tenía en los 70 un importante cantidad de sirios y libaneses pero Cabur y Pachá eran viajeros frecuentes a la tierra de sus padres incluso estudiaron allí y fue valioso el aporte de los que conocían otras culturas.

Las discusiones sobre religión fueron recurrentes y abarcaron todas las religiones, prevalecían los agnósticos no obstante el cristianismo fue tratado exhaustivamente sobre todo para interpretar el marco histórico de occidente, llegamos a leer y discutir tratados rigurosos del tema como “El Jesús Histórico” de John Dominic Crossan.

Anécdota: Cuenta uno de estos amigos que siendo joven mientras vivía en el pueblo de Yabrud en Siria, jugaba con unos amigos a la pelota y en un determinado momento la pateó con tal fuerza que la pelota pasó por sobre una larga pared, en apariencia nada habría sucedido salvo que al volver a casa con conmoción se enteraron que un anciano que pasaba por el lugar había fallecido.

El encuentro con la historia

Debemos reconocer que si hubo un tema dominante en el foro fue la historia universal, pero no como expresiones de erudición sino como la interpretación filosófica de los hechos trascendentales que llevaron a la humanidad a su estado actual; nos preguntábamos por ejemplo cuales fueron las razones que propiciaron el desarrollo de las luminarias del pensamiento en la antigua Grecia que condicionaran en tal medida la evolución de la civilización occidental.

Las conclusiones siempre están sujetas a revisión pero fue interesante descubrir que la introducción de las vocales en el alfabeto fenicio lograda por los dorios asentados en la actual Turquía en lugares como Mileto fueron las que facilitaron el desarrollo de un lenguaje más preciso y fácil de recordar y escribir como el precursor del intercambio de ideas, base fundamental para el desarrollo de pensamientos cada vez más complejos.

Pero volviendo al foro, sin lugar a dudas fue el Dr. Samedy quien llevaba la batuta de la historia y su esfuerzo en interesarnos en ella dio sus frutos en la década siguiente. Habiéndonos renovado profundamente de una idea de aislamiento y lejanía de todo cuanto sabíamos por la escuela y las lecturas, se presentaba ahora el deseo imperativo de salir, de viajar, de conocer, de encontrarnos frente a frente con esa realidad que habíamos vislumbrado con más claridad.

A consecuencia de lo dicho y condiciones propicias, la década del ochenta fue el inicio de numerosos viajes internacionales que enriquecieron y condicionaron mucho de lo que luego ocurriría.

2 - Del truco al debate

La que contará este blog es la historia, debates y anécdotas de una barra que se formó en 1970, pero no fue la única ni habrá juicios de valor comparativos ya que solo conocimos las de las décadas anteriores, veamos los precursores.


Varios de los veteranos de “La Barra”, habían pasado una parte importante de sus vidas en el hotel de Tito García donde se realizaban famosos y muy conversados sextetos de truco, personajes como: Pepe Canónico, Emilio Pietroboni, Flores Fernández, Humberto Cuello, Rolando Alarcón, Suárez Burgo, Chacho Tello, y algunos memoriosos observadores como don Pedro Olmos (el único de los nombrados que aún es un cotidiano integrante de “La Barra”) éstos y muchos más que no recuerdo sus verdaderos nombres, hacían de estos encuentros una fiesta continuada, expresión de una forma de vida despreocupada que sería la envidia de cualquier habitante de las ciudades de nuestro tiempo. Habiendo fallecido don Tito García, el hotel cerró y ese grupo quedó disperso.


Por otra parte con la ida definitiva al Líbano en 1970 del inefable y gran amigo Omar Harb (hoy en Sonora, Méjico, con quien mantenemos en la actualidad largas y divertidísimas conversaciones por medio del videófono), finalizaba para siempre una etapa de juventud poblada de anécdotas que más bien no contarlas; al menos antes de pedirle perdón a Dios con auténtico arrepentimiento, por tantas picardías hechas que merecería un blog aparte y centenares de hojas para narrar las increíbles cosas que nos sucedieron.


Había un elemento de fondo que quizás no se comprendió bien al principio y que explica la simbiosis de estas dos grupos uno de veteranos y otro de jóvenes: algunos veteranos tenían bastante lectura, no quizás como en la ciudad, pero en Tinogasta existió la tradición de la lectura, hubo y hay familias con importantes bibliotecas.


Quien escribe, pese a su juventud, recién llegaba de pasar 6 años en la ciudad de Mendoza donde aparte de sus estudios de ingeniería, solía participar de varios grupos en calurosas discusiones de temas filosóficos, políticos y científicos.


Pero lo bueno estaba por llegar, corría el año 1973 y tras el retorno a la democracia se produjo un importante cambio en la barra: El Dr. Hugo Mott asumió la gobernación de la provincia y como tenía una empresa de salud: el Sanatorio “San Roque” , trajo de Córdoba a un médico para que lo reemplace. Así llega una de las principales figuras al seno de la barra: el Dr. Jean Claude Samedy de lengua materna el francés, no era fácil entender claramente lo que decía sobre todo por lo poco habituado de nuestros oídos al idioma de Napoleón.


Este médico de origen Haitiano, traía una importante formación intelectual, era además de médico: sociólogo y tenía un amplísimo conocimiento de la historia universal. Había estudiado en colegios religiosos donde aprendió griego y latín de gran utilidad para la comprensión etimológica de los términos.


Con estas piezas en el tablero comienza una etapa de renovación conceptual que lleva, no sin trabajo a abandonar los esquemas mentales arcaicos en los que veíamos transcurrir los días como meros espectadores a pasar en breve tiempo a asumir papeles protagónicos que derivaron en importantes transformaciones para el departamento de Tinogasta.


Un primer efecto


Si bien cada individuo tiene sus realizaciones personales, en el caso de “la barra” los hechos se confunden de tal manera que no se puede negar la influencia del grupo.

Corría el año 1974 y habiendo comenzado a declinar el precio de las uvas, Humberto Orquera, Armando Agüero y César Cuello Roca forman una comisión en representación de los viñateros para defender el precio de las uvas en contra de las bodegas basándonos en la amistad que teníamos con el gobernador Mott; éste obliga a las bodegas a mejorar las condiciones de compra pero no la cumplieron y terminaron sus representantes presos.

Ofendidísimos los bodegueros con esta afrenta deciden expulsarnos de las bodegas a los tres: o sea no nos recibirían las uvas a días de la cosecha.

César Cuello, que en ese momento producía con su sociedad familiar cerca de un millón de kg de uva tuvo que extenderlas para pasas sin contar con canchones adecuados; por esta razón con el primer viento zonda la producción quedó tapada por la arena.

Sin haberes a cobrar y sin acceso al crédito, sin existir en el país maquinarias capaces de elaborar pasas en tales condiciones, no tuvo más remedio que fabricarlas el mismo a base de ingenio, dando lugar en pocos años al nacimiento de una nueva y moderna industria basada en tecnologías vibratorias y fluido dinámicas que llevaron las pasas de uva de Tinogasta desde un desprestigio crónico que tenían a ocupar el primer nivel de calidad del país.

Queda demostrado con este ejemplo, siempre atendiendo a la cronología de los acontecimientos, el vínculo existente entre los miembros del grupo y los hechos a que dieron lugar.

1 - Introducción

El origen del nombre

Este blog se crea para difundir los pensamientos que se discuten a diario en un foro de amigos de la hermosa ciudad de Tinogasta Catamarca, República Argentina desde hace ya largos 37 años.
La "barra" como nos llamábamos allí por 1970 comenzó con la reunión de conocidos personajes de la época en un bar llamado “La Americana” en La calle Uriburu al 600 propiedad en ese entonces de Luis Slavco Grubessich recientemente llegado de Yugoeslavia junto a Don Marcos Bujnovich.


Los pioneros, Don Humberto Cuello, el mayor y por lo tanto el decano, Don José Herrera (Yusi), Don Guillermo Baracat Addad, Don Jacinto Alberto Villacorta, el Dr. Hugo Alberto Mott (al poco tiempo gobernador de Catamarca), Don Roberto Sarquís, Don Miguel Ángel Luque y por último quien esto escribe el menor de todos luciendo flamantes 25 años dieron comienzo a un extenso y rico camino de amistad y debate interminable de ideas.


Al poco tiempo comenzó a llegar la segunda camada de amigos: el Dr. Jean Claude Samedy, Humberto Orquera, Don Armando Agüero, y numerosos otros que iré mencionando a lo largo del tiempo.


Fue tal la cantidad y calidad de personas que conformaban este grupo que pronto se hizo conocida en toda la provincia; un destacado historiador de Catamarca, donde también existían barras como la nuestra, declaró una vez que la de Tinogasta era la más importante del interior de la provincia.


No es de extrañar entonces que quienes observaban este constante florecimiento del debate intelectual en ésta remota ciudad de Tinogasta nos hayan calificado de “Los Notables”, justamente uno de los autores de adjudicarnos este nombre es una de las últimas adquisiciones de “la barra”, se trata del Dr. Ramón Antolín Arce.

Como el propósito de esta primer entrega es justificar el nombre del blog, pido disculpas a la extensa lista de amigos que no nombré pero que irán apareciendo a lo largo de esta historia que recién comienza.

La única condición

Las características que tenía la “barra” no eran comunes en ese tiempo, era en primer lugar un grupo abierto, podía acercarse e integrarse cualquier persona, jamás se hizo distinción de clase social ni posición económica, mucho menos ideología política o religiosa ya que en la diversidad de criterios estaba lo interesante del foro; quizás esto la diferenciaba de otras existentes en la ciudad de Catamarca algo elitistas.

Eso sí, de entrada se estableció una condición tajante: no se podía hablar de las personas es decir de vidas privadas, esta regla fue terminante y se aplico una sanción en una sola ocasión con la expulsión de uno de sus miembros , éste nunca más volvió y no será nombrado.

A principio de los 70, Tinogasta vivía una bonanza económica, las uvas, principal producto de la zona tenían un excelente precio y las grandes bodegas se encargaban de todo, el beneficio no solo era para los viñateros, el comercio siempre crecía de la mano de la producción. De alguna manera este “bienestar” permitía una vida sin mayores esfuerzos de ahí que la barra se juntaba en horarios de la mañana, de la tarde y después de cenar llegando en ocasiones hasta las 3 o 4 de la madrugada no sin antes haber destilado algunas botellas de buen coñac reserva.